La cúpula de Podemos, de la que él es secretario de Organización, parece haber interpretado con creatividad el modelo organizativo votado en Vistalegre 2 y ha incluido que los cargos pueden ser inhabilitados entre seis meses y tres años por «transmitir o filtrar» informaciones que puedan perjudicar al partido. Un férreo control político que no se anda con disimulos.