Pero siempre el mismo fuego, la misma soledad, el mismo horizonte con ese barco blanco que se aleja porque no quiere volver nunca. Otro verano más y siempre el mismo adiós. Una paloma blanca que se confunde con el cielo. Desciende en plumas convertidas en asfalto. Fracasó. ¿Dónde morirá cuando la noche llegue? Siempre el sueño de alcanzar lo inalcanzable. Siempre el triunfo de la despedida y la nostalgia. El sol no tiene clemencia. Aplasta, humilla, grita sobre los hombros y nunca vendrá nadie. Hasta el agua quema. Hasta las palabras se convierten en lava y salen como lengua incandescente. La garganta es un pálpito de sombras y penumbras. Siempre los mismos ojos vacíos. No pueden soportar más ascuas sobre ellos. Carreteras, paisajes desolados, incendios, aire ardiente que no descansa nunca. El pecho busca alguna umbría donde resguardar el corazón. ¿Por qué dura tan poco el amanecer? ¿Dónde se van todos cuando la siesta arde? La luna eleva el horizonte. Otra noche de insomnio y de deseo. Pasos: el tiempo, que a nadie reconoce; espejo donde no encuentra ninguna compañía. Otra ola: eternidad para convertir en polvo las soberbias piedras. ¡El mar! Siempre huir. Otro grano de arena. ¿De dónde habrá venido? Fue alguna vez una montaña donde creció una flor y los enamorados se sentaban a ver atardecer. No existía y no volverá a existir. Olvido. Y otro verano más para temer que vendrá otro verano con su larga despedida. Una voz pregunta por todos los que se fueron para siempre. ¿Bajo qué petrificada sonrisa duermen y se apagan? ¡Cuánto afán! ¡Cuánto pretender coger el viento! ¡Cuánta memoria calcinada! Huellas en la arena: sólo imaginaciones, deseos, espejismos. Un árbol se encoge. Ya seca sus hojas para otro lento otoño. Una piel quemada por la melancolía. Paseos, planes, maletas, rostros, pies, adiós, adiós. ¿A dónde van tantos pasos en las estaciones? En un instante estar y ya no estar. Cuerpos que se esfuman. Un coche y otro coche. Un tren tras otro tren. Correr. Volar. Pasar. ¿Qué hay después de otra llegada? ¿Qué vendrá tras otra despedida? Fotografías, lugares, momentos. Y luego, siempre, tardes para recordar y acabar bajo otro largo olvido. Y otro verano, otro sueño, y otro regreso para otro largo invierno hasta aprender a no volver ya nunca.

* Escritor