Los olvidados (1950) fue una película de Buñuel no demasiado conocida. A mí me impactó mucho cuando la vi. Yo era bastante joven y no se habían rodado todas las que, después, pusieron el foco en grupos excluidos (Los golfos, 1959, Deprisa, deprisa y otras). Hoy en día la actualidad está tan llena de noticias que lo que ocupó portadas, ayer, desaparece mañana. Esta frase un tanto tópica no es del todo cierta. Hay conflictos que rara vez se abren paso hasta el filo del escenario. Porque están lejos, porque preferimos no saber nada de ellos, porque hay muchos intereses en juego, porque... Con mi acreditada afición a robar títulos y citas, iba a tomar prestado el de Buñuel cuando recuperé un artículo del imprescindible Jesús A. Núñez Villaverde, Yemen en el olvido. Está escrito hace algo más de un año.

¿Por qué Yemen nos resulta tan lejano y tan olvidado? Es muy pobre. Posiblemente seamos cómplices en las ventas de algunas bombas que caen por ahí. Está muy lejos y ningún yemení va a venir a nuestras fronteras. Sudán, Congo, también son olvidados. No sé si los situaríamos acertadamente en un mapa. Ni si nos preocupa el origen de quienes llegan a nuestras costas. Afganistán fue desapareciendo de nuestras preocupaciones. El 31 de mayo, en uno de los peores atentados de la historia de Kabul, más de 150 personas perdieron la vida al estallar una bomba. A pesar de los riesgos que corre la población civil, el número de devoluciones de personas migrantes y refugiadas de Europa a Afganistán se disparó. Palestina y el Sáhara están más o menos presentes, siempre, pero son como cuadros colgados en la pared que ya no percibimos.

En Colombia hay muertos cada pocos días pero nunca recibirá los titulares que se reservan para Nicaragua o Venezuela. Quizás hemos interiorizado que la paz ya está y los muertos y desplazados son coyunturales. Quizás nuestro deseo de paz, seamos bienpensantes, nos hace mantener la esperanza. Según la Defensoría del Pueblo de Colombia, cada tres días se reporta el asesinato de una persona defensora de los derechos humanos, personas que ejercen liderazgos comunales, indígenas, afrodescendientes y quienes defienden los derechos de las víctimas del conflicto armado.

Pero hoy quiero ser positiva. También olvidamos, y no deberíamos hacerlo, los logros, pequeños o grandes, que nos impulsan a seguir actuando. Solo recupero noticias recientes. En España, a Ángela González, víctima de violencia de género, se le ha reconocido el derecho de reparación, por la responsabilidad del Estado en el asesinato de su hija Andrea a manos de su padre después de que ella interpusiera denuncias que no tuvieron efecto.

Casi un año después de la prematura e indigna muerte de Liu Xiaobo, su mujer, Liu Xia, al fin está en libertad y ha podido salir de China. Ha terminado su persecución y detención ilegal.

Hong Kong está más cerca de la igualdad LGBTI con una sentencia histórica que obliga al gobierno a emitir un visado de familiar a cargo a una mujer en unión civil con otra mujer

El vicesecretario general del Ministerio del Interior de Malasia anunció el 2 de julio que el gobierno de Malasia ha suspendido la ejecución de la condena a muerte de 17 personas, en espera de la revisión de las leyes sobre la pena de muerte del país.

Un tribunal sudanés anuló la condena a muerte de Noura Hussein. Noura mató a su esposo en defensa propia mientras él intentaba violarla. La condena que le han impuesto sigue siendo grande pero hay un avance.

Ni lo bueno ni lo malo deben caer en el olvido.

* Activista de Amnistía Internacional