Es importante que no solo sean las grandes ciudades quienes ofrezcan sus ofertas turísticas tan valiosas. Los pueblos cordobeses deben de atraer todo el año a forasteros y a turistas extranjeros. Para ello hay que planificar inteligentemente y no confiar en que tal o cual fiesta ya son famosas y vendrá el turismo en esas fechas. Esta semana tuvo lugar en Baena un foro, convocado por la alcaldesa, doña Cristina Piernagorda, en el que se analizó la oferta turística. Asistieron un centenar de personas relacionadas con la citada oferta. No es fácil consensuar un diagnostico serio, aparte de las habituales críticas sobre lo que no se ha hecho y se pudo hacer. España ha ido a remolque y más bien tarde en muchas cosas, incluida una buena información de nuestra oferta turística. Suelo rememorar la Feria Internacional Turística de Berlín a finales de los años 70 y «veo» la participación española basada en una apología del sol, la paella y el flamenco. Cerca, el pabellón USA parecía una oficina de viajes con funcionarios en sus mesas, informando. Ya hemos cambiado y basta con pasearse por Fitur. ¿Pero cuál es la manera de atraer hacia nuestros pueblos a los visitantes de Fitur? No generalicemos sobre qué es un turista. Hay diferencia entre un turista y un viajero a su aire. A el primero le cansan «las piedras», busca atracciones y pregunta dónde se come bien. El viajero lleva consigo una guía y por lo tanto sabe donde hay una iglesia románica que está siempre abierta. Busca lo inédito con un turismo relajante, porque está cansado de la gran ciudad. Son los pueblos quienes pueden ofrecérselo.

* Periodista