24 de agosto de 1944, se cumplen ahora 75 años. Las tropas de la 9ª compañía de la II División Blindada del Ejército de la Francia Libre, compuesta mayoritariamente por republicanos españoles, al mando del general Leclerc, entran en París por la puerta de Italia y rinden al gobernador militar D.V. Choltitz, iniciándose de esta forma el final de la presencia nazi en Francia. Más de 4 años, desde que el 24 de junio de 1940, el III Reich impusiera a Francia el ignominioso armisticio, se habrá extendido el dominio alemán en suelo francés, que había contado para llevarlo a cabo con la colaboración del régimen títere y reaccionario de Petain desde Vichy.

Y es que la caída de Francia a manos de la maquinaria totalitaria nazi no dejó de suscitar agudos análisis desde los propios momentos en que se produjo, de los que pueden ser ejemplos significativos la obra del periodista sevillano M. Chaves Nogales, La agonía de Francia (1941), en la que se estudian las razones que llevaron a Francia a sucumbir ante el fascismo vinculándolas con la profunda crisis social y política por la que atraviesa su sociedad, así como con su propia incapacidad de preservar los valores de la democracia y de la ciudadanía. También, desde otra perspectiva, en la obra de uno de los mayores historiadores del siglo XX, Marc Bloch, ejecutado por la Gestapo hacia el final de la guerra, quien en su último trabajo La extraña derrota (1940), nos ofrece la reflexión de un intelectual que asume su responsabilidad frente a quienes no se atrevieron a implicarse en los problemas de la Francia en aquellos momentos decisivos de la invasión alemana, al tiempo que expresa las exigencias que como historiador, para él auténtico imperativo moral, contrae con su compromiso político frente al nazismo, en el intento de creación de una conciencia cívica y democrática.

Como decíamos al principio, fueron unos 150 españoles, la mayor parte de ellos curtidos en los campos de batalla de Europa en la lucha contra el fascismo, quienes iniciaron la rendición de París, republicanos huidos de los horrores de la España franquista y que consiguieron eludir el trágico destino de los campos nazis y que, en una continuación de lo que había sido su lucha en defensa de la República, colaboraron en Europa con la propia defensa de la democracia y de la libertad. Los nombres con los que habían nominado los carros de combate, tanquetas (Guadalajara, Brunete, Jarama, Madrid, Don Quijote, etc.), que son los primeros en entablar combate con las tropas alemanas hasta su rendición, son expresivos de lo que, simbólicamente, algunos de ellos han significado pocos meses antes en la defensa de la causa republicana.

A estos republicanos españoles, en estos meses en que se están cumpliendo 75 años de la liberación de Francia del dominio nazi, pero también 80 años del final de la Guerra Civil española y del inicio del exilio provocado por ella, son numerosísimos los actos de homenaje y de reconocimiento que se les vienen haciendo por parte de la administración regional y local francesa. Ejemplo significativo de ello fue la reciente inauguración del llamado Jardín de los combatientes de la Nueve, ubicado en el distrito IV a orillas del Sena, justamente en un lateral del Ayuntamiento de París y que fue inaugurado por su propia alcaldesa, Anne Hidalgo, descendiente de republicanos en el exilio francés, sin duda, expresión contundente esta de cómo la administración municipal puede contribuir en la configuración de una memoria democrática que ayude a la ciudadanía a entender su Historia y a reconocer a quienes defendieron en la Europa de entreguerras y en distintos ámbitos geográficos los propios valores de la libertad y de la democracia.

Contrasta esta actitud de reconocimiento con la de otras administraciones municipales en nuestro país, en nuestra ciudad, que no sólo mantienen sino que recuperan muy ufanamente y, alguna, con el contundente argumento del «arraigo popular» -olvidando que este arraigo se desarrolló mayoritariamente en la dictadura-, en el nomenclátor callejero, creo que en flagrante incumplimiento de la legislación estatal y autonómica sobre memoria histórica, los nombres de quienes fueron responsables y estuvieron vinculados abiertamente con el golpe de estado del 18 de julio que provocó la Guerra Civil y con la posterior dictadura franquista. Como he señalado en otras ocasiones, tendrán capacidad política para hacerlo si así lo estiman, pero no podrán tergiversar la Historia.

* Catedrático de Historia Contemporánea