La Noche Blanca se está afianzando en nuestra idiosincrasia y en poco tiempo ha echado fuertes raíces un evento indispensable para la promoción turística de la ciudad. Pero más todavía si cabe cuando esa movilización cultural está motivada por una expresión cultural históricamente descuidada, o sea, por el flamenco, pues la satisfacción es doble porque la Noche Blanca rompe la mala tendencia cordobesa de no prestar la necesaria atención a lo que tanto la puede beneficiar. En todo caso, no solo a los cordobeses, yo aconsejo a todo el mundo que se acerque al flamenco porque es un tesoro que da para todos. Y por esta bella y efectiva potenciación que se les está haciendo, doy las gracias al actual Ayuntamiento y a todos los que han pasado y que han posibilitado que la Noche Blanca siga celebrándose sin bajar el listón artístico a pesar de que los recursos económicos cada vez son más apretados. Pero sobre todo quiero homenajear a aquel Consistorio del 2008, mandándoles un fuerte abrazo a aquellos concejales que organizaron por vez primera de la Noche con más arte, cultura y algarabía popular del año (mucho más que la noche de Fin de Año que es más chabacana). Y en especial, mando dos besazos a Rosa Candelario, Elena Cortés y Marcelino Ferrero; y como no, rezo por ese alcalde tan bueno como fue Andrés Ocaña, una pérdida política y humana temprana e irreparable tanto para el nivel de la política cordobesa como para el alma de nuestras calles. Yo, no solo como aficionado sino como flamenco de pura cepa, siempre agradeceré a aquella corporación que hicieran realidad la Noche Blanca. Supongo que estos concejales tendrían sus defectos, pero eran personas tan accesibles al pueblo… Elena sigue su línea fabricando todos los días un 68 eterno. Pero a Candelario y Marcelino, tan de barrios ellos y con ese aire bonito que tienen tan de comprar el pan en la bodeguilla de ahí al lado, pues les he perdido la pista. Espero que les vaya bien. Así que vuelvo a dar las gracias a todos los ayuntamientos por la Noche Blanca, que este año también ha sido preciosa. Solo un apunte: el mejor y además con diferencia fue el Capullo de Jerez, que combinó la tradición y el vanguardismo con un compás incomparable y una voz flamenquísima. En el ámbito flamenco, nunca vi que un cantaor, ya con una edad respetable, levantara de las sillas a una muchedumbre joven y además en un tercio de soleá por bulerías que es un cante serio. Vamos, como si estuviera cantando y bailando Michael Jackson la canción Thriller. Pues curiosamente, al día siguiente, los periódicos hablaban de todos los artistas de la Noche Blanca menos del Capullo de Jerez. Esta Córdoba…

* Abogado