Fake news, mucho ruido en redes sociales, mentiras directas, tertulianos y pactómetros, «que no he dicho lo que he dicho» (¡ay, la hemeroteca!), confundir mezclando folklore y creencias personales con intereses generales, supuestos hechos históricos manipulados, que digo una cosa y todo lo contrario como una chapucera paradoja de Schrödinger, insultos varios, acusaciones al contrario de lo que uno ha hecho anteriormente, discursos broncos, etc. es a lo que venimos asistiendo mucho antes de la precampaña (que como pregunta retórica no acabo de entender muy bien porqué lleva el prefijo «pre»). Nivelito. Y para mucha gente, esta espiral de crispación atizada se nos hace cansina, que nos toman por ingenuos, por no decir otra cosa. Pues eso, que tenemos la clase política que nos merecemos, y en nuestra mano está cambiarlo en esta era líquida de multipartidismo mudable

Ante tanto derroche de verborrea y falta de propuestas fundadas, se transluce la evidencia de diferentes modelos: volver la vista atrás, con planteamientos de «cuando antiguamente», retroceder en derechos y libertades ya consolidados, ocuparse solo de símbolos y no de las cosas de comer, bajadas fiscales engañosas (que no se yo cómo mantener así los servicios públicos que nos atienden a todos)..., o mirar hacia adelante en una España que avance y construya futuro junto a Europa, con sus diferencias y sus semejanzas. Porque a la ciudadanía lo que nos preocupa mayoritariamente son los servicios públicos, el empleo, la salud, la educación, la ciudad, los derechos, las pensiones... Vamos, esas cosas mundanas. Y como escribió un querido poeta, «ser español sin estridencias».

La política ha de servir para mejorar la vida y hacerla digna en todos sus aspectos. Economía social y sostenible, consolidación de derechos, respeto a la diversidad, una España inclusiva y no excluyente, igualdad de oportunidades, evitar el cortoplacismo, defensa del medio ambiente... Y diálogo es lo que necesitamos para continuar avanzando. El Estado español como suma de territorios diversos ha evolucionado en las últimas décadas de un modo exponencial, aunque sin duda hay grandes deudas pendientes. Pero ningún tiempo pasado fue mejor, y como demostró el filósofo en un lejano siglo V a.n.e., nunca nos bañamos dos veces en el mismo río.

En fin, como me enseñaron mis sabios padres, pasos atrás ni para tomar impulso.

* Presidenta del Consejo Social de la Ciudad de Córdoba