Algunos piensan que el varón ha avanzado años luz. Hoy, muchos señores, ante una reivindicación feminista para ellos extrovertida, se indignan. Hace poco, una edil de un Ayuntamiento solicitó el cambio estándar del nivel del aire acondicionado, ya que la temperatura media se había tomado teniendo en cuenta antiguos patrones varoniles dejando, por tanto, exenta a la mujer de la dicha adecuación ambiental. Esta discriminación que salía de los agujeritos del climatizador era calificada por la edil como de micromachismo. Rápidamente, cientos de hombres estudiados comenzaron a criticar estos excesos reivindicativos como atrocidad; el feminismo está perdiendo el norte, decían. Ignoran que el discurso del feminismo nunca se pasa porque lo impide su bondadosa estructura espiritual y social que exige remover con valentía los cimientos de este aún modelo social discriminatorio; la realidad, desde lo grande a lo pequeño, está condicionada por el poder varonil. Y aclaremos una vez más que el feminismo no es lo contrario del machismo porque alprimero siempre le rebosa tiranía y el segundo camina en pos de la lógica e igualdad. Pero aparte de esto: ¿qué mal hace el mal llamado feminismo excesivo? ¿A quién mata, secuestra o humilla? ¿Por qué se sorprenden los hombres de él y sin embargo no son capaces de sublevarse o pronunciarse ante tanto asesinato y maltrato de mujeres? La respuesta es que la mayoría de los hombres somos feministas para quedar bien, pero en nuestro fuero interno consideramos que la mujer debe seguir subordinada. ¿Saben que les digo a ellas que promueven hasta climatizadores feministas? Que tienen todo el derecho del mundo y toda la legitimidad histórica para hacerlo y que, si aspiras a que una piedra alcance una azotea, mejor que apuntes a la luna no vaya a ser que por apuntar a la azotea te quedes en la pared. Y aprovecho para recordar que ellas, nuestras hijas, nuestras nietas y al parecer nuestras bisnietas, sufrieron, sufren y creo que, dada nuestra pasividad para con las cuestiones feministas realmente importantes, seguirán sufriendo un machismo criminal que nunca fue considerado exagerado porque era legal. Y digo que seguirán porque tristemente no puedo llegar a otra conclusión al ver que la mayoría de los varones no se sorprenden de una cruel historia contra ellas que sigue vigente y sin embargo se echan las manos a la cabeza por las afirmaciones de un feminismo supuestamente radical que no hace daño a nadie. Así que como hoy no somos tan buenos por la, como mínimo, indiferencia que mostramos con el machismo cruel, ninguna reivindicación feminista debe considerarse exagerada.