Tomarse en serio la literalidad de las traducciones de Google a otros idiomas ha deparado ya más de una situación embarazosa. Los algoritmos del traductor no son infalibles, y desde el mismo servicio de prensa del popular buscador en internet se ha insistido en que «la traducción automática es un sistema muy complejo, el sentido de las palabras depende del contexto en el que se emplean». Hace poco, el traductor le jugó una mala pasada al Ayuntamiento canario de Mogán, que colgó en zonas recién rehabilitadas el cartel de «painted eye» donde pretendía decir: «Ojo, pintado». El viernes, la delegación noruega en los Juegos de Invierno recibió un cargamento de 15.000 huevos al multiplicar el traductor por error el pedido por diez. Manda huevos.