Mañana cumplo 30 años. 30. Nueva década. Nada de «los nuevos 20» para mí, una chica que vive en el cuerpo de una mujer de 70 años (un médico me lo dijo una vez). Aspiro a que esta no sea mi peor columna, pero no os lo puedo asegurar. Llevo 8 semanas seguidas con un dolor 8-9 y ayer fui a Urgencias y me trataron increíblemente mal. Así que escribo desde en la cama, con un dolor 8, no en las mejores condiciones.

Realmente, aunque me casé con 28, cumplí una semana después los 29 soplando velas a media noche en Estambul sobre pastas turcas después de satisfacer el sueño de ver Santa Sofía (con un gato iluminado con un haz de luz en su interior) cogida de la mano de Manu. Entonces la vida aún era vida. Después alquilé un pequeño apartamento en París y nos fuimos 3 días, a lo loco, en plena huelga de transportes, pero Manu conoció el Sacré-Coeur conmigo después de desayunar crêpes con Nutella en el bar con las mejores vistas a la basílica.

Después de eso, no recuerdo bien qué ha ocurrido. Solo sé que a duras penas he sobrevivido a otro de los peores años de mi vida, que mi medicación ha aumentado, mi dolor también y ha empeorado muchísimo mi calidad de vida aunque estoy más resignada que nunca. Estoy cansada de tener que pelear por cada tratamiento médico. Estoy exhausta. No quiero vivir más enfadada con el conjunto de la sociedad como durante en el confinamiento. No tengo fuerzas para ello. Lo siento, demasiado desgaste para un cuerpo defectuoso como el mío.

No sé qué decir, qué escribir, qué mas ha pasado. Que mi sobri ha aprendido a andar y correr. Que a Elías le encantan las estrellas. Que Luna vacía su habitación para hacer competiciones de juguetes conmigo por videollamada. Que mini Joaquín se volvió loco jugando con los playmobil en casa. Que echo de menos a mis amigas cada día porque a todas nos cuesta demasiado cuidarnos y sobrevivir. ¡Y que Javier viene de camino!

Han muerto otros dos hermanos de la abuela. A veces ocupar el lugar central familiar pesa. No he podido manifestarme con 29. Apenas he leído. Pero tengo dolor, mucho dolor y no puedo seguir escribiendo. Tampoco recuerdo que haya pasado nada más. Estos 29 están en blanco. Jamás olvidaré ese daño. Y mañana, a lo Escarlata O’Hara, será otro día.