Los españoles somos de natural autocríticos, y nada nos gusta más que ciscarnos en ciertas prácticas autóctonas que consideramos intolerables. Nos pasa mucho con la telebasura, que sin embargo todos consumimos, unos por placer y otros para indignarse, clamar ¡esto no pasa en ninguna otra parte! y sentirnos muy solos ante la estupidez (supuestamente, ajena).

Lamento informar a los millones de intelectuales que pueblan este país de que no estamos solos ante los programas deleznables y los realities trufados de tarados en busca de fama y fortuna. Les recomiendo que sigan mi ejemplo y se suscriban a la sección digital del tabloide británico The Daily Mail consagrada a las celebrities (es gratis y cada día te encuentras en tu bandeja de entrada una nueva selección de basura), pues así verán que en todas partes cuecen habas y que España no tiene la exclusiva de la zafiedad audiovisual.

En este infecto periódico encontramos, junto a famosos de verdad, a una pandilla de canis y chonis que no tiene nada que envidiar a la nuestra. De hecho, el horror empezó en Estados Unidos con el programa Jersey shore, protagonizado por unos gañanes italianos residentes en Nueva Jersey y más burros y tatuados que sus equivalentes españoles. Gran Bretaña superó a sus primos de ultramar con Geordie shore y, sobre todo, The Valleys, que es una cima del género: unos palurdos del Gales rural llegan a Cardiff y creen estar en Manhattan, lo cual no impide que una de la banda llegue borracha a casa cada noche y se mee en el fregadero que contiene los platos sucios de las últimas dos semanas.

Los ingleses nos ganan hasta en frikismo, pues disponen de un arma letal en la grotesca figura del brasileño Rodrigo Alves, un fanático de la cirugía plástica cuya obsesión es parecerse lo más posible a Ken, el novio de la muñeca Barbie. Lo acaban de echar del Gran hermano vip local y es un monstruo en constante mutación, pero en Inglaterra lo adoran y aquí aún no tenemos nada ni remotamente parecido. ¡A ver si nos ponemos las pilas, señor Vasile.

* Escritor