Cospedal ha tratado bien a los familiares de los muertos en el Yak 42. Es la noticia a estas alturas, tantos años después del accidente. Las víctimas han sido golpeadas durante mucho tiempo por comportamientos y declaraciones políticas que no contenían ni un solo gramo de sensibilidad. Lo de Trillo era conocido y, a pesar de ello, a mí aún me sigue pasmando el rencor con el que trata a las personas que, siendo él ministro de Defensa, recibieron el cadáver equivocado, ataúdes que contenían tres pies... No sé cómo puede tener cuajo para quejarse porque un día le increparon o para sugerir que lo que quieren son indemnizaciones o para justificar los indultos a los militares responsables de la chapuza alegando que «el perdón es bueno». Lo de Trillo es lamentable, pero no es un caso aislado.

Durante años hemos tenido que escuchar a sus compañeros de partido decir que esto ya estaba zanjado. El ministro de Justicia ha declarado que nadie tiene que pedir perdón a los familiares de los 62 militares muertos. Catalá, representante del Gobierno que indultó, y por lo tanto perdonó, a los condenados por manipular las identificaciones de los cadáveres, ha sido incapaz de tratar humildemente a las víctimas. Qué vergüenza. También el ministro del Interior ha dicho que no hay que extralimitarse en la búsqueda de responsables del accidente aéreo, como queriendo minimizar el dictamen del Consejo de Estado. Y qué decir del patinazo del vicesecretario del PP, Martínez-Maíllo, que se preguntaba con sarcasmo dónde queremos que envíen a Trillo. «¿Le enviamos a Perejil?», añadía. Pues, hombre, el Gobierno debió buscar en su día un término medio entre el islote y la Embajada de España en el Reino Unido. Porque mientras las familias no encontraban alivio en el PP, el exministro disfrutaba de un retiro dorado en Londres. Las víctimas, en las declaraciones previas a la reunión con Cospedal, no hablaban de ella con rencor. Subrayaban siempre que eran conscientes de que no ostentaba cargo alguno en el momento de la tragedia. La dignidad y la sensatez de estas palabras contrastan poderosamente con el comportamiento gregario que han tenido en general los miembros del PP, intentando proteger a Trillo. Me alegro de haber escuchado por fin que las familias sienten «alivio». Es justo que Cospedal haga suyo el informe del Consejo de Estado y se comprometa a investigar bien la contratación del avión. La ministra tenía dos posibilidades: hacerlo bien o hacerlo mal. Parece que ha elegido la primera. Y lo ha hecho para desgracia de sus enemigos en el PP, que se frotaban las manos. Y lo hacían pensando en todo, menos en las familias del Yak 42.

* Periodista