En este diario, el día 24 de febrero, veo un chiste gráfico que me parece genial. Aparece un tío canijo, desnutrido y semidesnudo que dice: «No me manden propaganda electoral, mándenme caña de lomo». El autor de esta genialidad es Nemesio; digo yo que puestos a pedir más vale no quedarse cortos, pero el personaje del chiste tendría más posibilidades de éxito si se conformase con pedir chorizos que tanto abundan en España, donde tenemos más cerdos, sin contar los de dos patas, que habitantes.

Ahora bien, estoy hasta el gorro de comprar chorizo extra, chorizo pata negra y chorizo ibérico, cuya carne no cuestiono pero, tanto o más que de carne, los chorizos están atestados con tolondrones de pitracos y tocino. Precisamente Nemesio se llama el corneta que coincidió conmigo en el CIR de Obejo, hace solo 55 años, es natural de Los Pedroches; su profesión, cuando visité Torrecampo pocos años después era la de ganadero, carnicero y charcutero, todo en grado mínimo. Este Nemesio tenía la «vergüenza torera» de eliminar todos los pitracos y parte de la grasa a sus chorizos, con ello les proporcionaba una calidad suprema. En mi vida los he comido mejores, ni parecidos. Si el indigente del chiste de este Nemesio recibiese chorizos del corneta Nemesio, no pediría caña de lomo..., ni yo tampoco.