Cada vez más los argumentos de ciertos políticos se parecen más a las arengas militares. Pero no a aquellas prédicas que pretendía inflamar los sentimientos más nobles antes de la batalla para conjurar la valentía y el honor. No. Más bien a las de Astérix y Obélix antes de enfrentarse a los romanos. Con la pócima mágica incluida. O sea, una perorata prosaica, cómica e infumable fuera del contexto de eso, un cómic. ¡Vamos! Que si a Astérix le quitamos el casco alado, el bigote y lo medio rapamos tenemos a Iceta, del PSC arengándonos en una entrevista, justificando que Cataluña es una nación porque se refleja en un sentimiento de los catalanes. Y añadiendo que en el Imperio Españolano hay ocho naciones que dice que las ha contado. Está claro que Iceta sabe contar y sabe de naciones y de sentimientos. Eso sí dentro del cómic que nos vende desde la política como si esta fuera un quiosco donde además del último episodio de Batman nos ofrecieran el de Icetix contra el Imperio Españolano. Aunque el problema nos son los cómics que benditos sean, sino que nuestra sangrante realidad política tiene personajes de cómic que ni siquiera creen en lo que dicen, pues lo que expresan no tiene razón de ser. Pues ocho naciones dentro de una nación como si de una matrioska se tratara apelando al argumento de los sentimientos es la mayor sinrazón que pueda tener no sólo una nación, sino un estado, en este caso el español. Los sentimientos forman parte integra, por suerte, de ese libre albedrío que es esencia en el ser humano y una nación es una realidad histórica, geográfica y política tan contundente como una roca. Pero Iceta parece que en vez de usar la roca para alzarse y ver más allá, la utiliza para tirarse a la cabeza del constitucionalismo que es lo mismo que decirlo en términos generales, la razón propia del Estado Español. Lo dicho, arengas de cómics para temas serios, reales y graves. ¿Nos estaremos acostumbrados al cómic político?

* Mediador y coach