Yo estoy seguro de que el nacionalismo es un producto fabricado por políticos que actuando como científicos malignos expanden ese virus entre el pueblo con el fin de aumentar su poder. Es como cuando desde los laboratorios militares se crean virus para enfermar a la gente y así potenciar la industria farmacéutica. Y es que el poder y el dinero dirigen una sociedad donde la implicación gratuita por los necesitados no es valorada. Aquí prestigio y poder son sinónimos. Pero no es así. Gandi sin poder obtuvo máximo prestigio. Pero a la gente, siento decirlo, es fácil manipularla con promesas de abundancia. Y el nacionalismo consiste en eso, en ofrecer salir de la mediocridad provocada por los que no viven enfrente de tu casa cuando en honor a la verdad lo mediocre es el mismo nacionalismo que dice que tú eres especial frente a otros sin darte una explicación lógica sobre tu supuesta superioridad. El nacionalismo en democracia no tiene nada que ver con la tierra sino con la insolidaridad. Es cierto que uno puede sentirse orgulloso de sus tradiciones y costumbres, pero ese cariño debe servir para expandir tu identidad con el fin de que tu tierra sea visitada y enriquecida. Reitero que el pueblo por sí mismo nunca hubiera inventado el nacionalismo entre otras cosas porque no tiene tiempo: hay que vivir y hay que morir con todo lo que hay en medio que no es poco. El tema de las fronteras no cabe en la corta vida de los barrios. Yo eso lo tengo claro desde siempre, pero para combatir la idea prefabricada del nacionalismo, necesitaba argumentos de las aldeas, lo más trasparente de la civilización y no de los parlamentos que nunca son sinceros. Y lo he encontrado en un pueblo cordobés, Adamuz, donde los lugareños resumen en una frase lo vulgar que es el nacionalismo frente a las circunstancias de las personas. Hace unos días tuve que ir a asistir a un detenido y no daba con el cuartel de la guardia civil y un señor se prestó a llevarme. Me preguntó si yo era de Villafranca y le dije que no. Entonces yo le dije si él era de Adamuz y me contestó con una frase eslogan que he apuntado en mi memoria: «A ver hoy...». Frase cultísima que alude a que el ser humano da sentido a su tierra y no al contrario. ¡Enhorabuena adamuceños, ustedes sí que saben!

* Abogado