Ningún museo español se encuentra entre los 10 más visitados del mundo. El Reina Sofía ocupa el puesto 11 del ranking. El Prado, el 18. El ranking, como los de las universidades, no debe mitificarse. A menudo, la masificación va reñida con el deleite y muchas variantes intervienen en la contabilización de visitas. Pero la discreta posición no deja de sorprender en un país de turismo masivo, con una de las mejores pinacotecas del mundo, el Museo del Prado, y un lienzo icónico como el Guernica en el Reina Sofía.

La gratuidad y los hábitos culturales de cada país son fundamentales para atraer visitantes. El voluntariado del mundo anglosajón y su cultura de mecenazgo y patrocinio son inherentes a su éxito. Al fin, el presupuesto es determinante. En Córdoba, el Museo Arqueológico, de titularidad estatal pero gestionado por la Junta de Andalucía, es el cuarto más visitado de la comunidad autónoma. Fuera de Andalucía, también destaca el Guggenheim de Bilbao; el museo vasco ha logrado posicionar la capital vizcaína entre las grandes del arte. Tres de sus exposiciones del 2017 se situaron entre las diez más visitadas, según The Art Newspaper. Resultan evidentes los beneficios de promocionar los museos. Tenemos patrimonio: fomentarlo no solo alentará el turismo de calidad, también educará a la sociedad.