Los crímenes contra las mujeres son la última consecuencia de un sistema en el que no se tienen en cuenta ni se resuelven las distintas formas de violencia como el paro, la desigualdad salarial, el impago de pensiones alimenticias, el incumplimiento de la paridad desde la RAE hasta el CGPJ, la pornografía, los cuerpos de las mujeres utilizados como objetos al servicio de la publicidad, el imperativo de la eterna juventud, los vientres de alquiler, la prostitución, la hipersexualización de las niñas, el lenguaje sexista, las religiones que subyugan a las mujeres y niñas al mandato de los varones, las culturas y costumbres que aún quieren mantenernos como madres y esposas cuidadoras... Podría seguir conceptualizando la tan eufemística -violencia de género-, que no pone nombre real a los crímenes de los varones contra las mujeres. Los gobiernos, la ciudadanía y demás que quedan impasibles ante todas las violencias señaladas no quieran evitar con cinco minutos de silencio los crímenes, las violaciones, los abusos, la falta de reconocimiento hacia las mujeres. Cuenten con la experiencia y la ideología de las mujeres feministas, la erradicación de los crímenes hacia las mujeres necesita de la erradicación de culturas, costumbres y religiones que han naturalizado a lo largo de la historia de la humanidad el sometimiento de nosotras, las mujeres.

* Presidenta de la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres