Lo que parecía una quimera, se convirtió en sueño y el día tres de junio se hará realidad, es una muestra de la capacidad de la mujer por entretejer un mundo distinto, un mundo de paz, sin odios, sin rencores, sin racismo, sin desigualdades, en definitiva, un mundo más solidario.

La mujer quiere y lucha por un mundo mejor, donde sus hijos, sus nietos vivan en paz en armonía con la naturaleza, pero sobre todo con sus coetáneos, una tierra que podamos pisar, sin temor a bombas antipersona (año 2014, murieron 3700 personas, 39% niños) bombas de racimo (año 2015, murieron 400 personas, mayoría niños. Ambas están prohibidas); sin temor a gases lacrimógenos, sin temor a que aviones sobrevuelen nuestras cabezas, sin temor a torturas ni a torturadores, sin temor a que pisoteen su dignidad, sin temor a ser humillada y vejada.

Las guerras traen el odio entre iguales, las guerras no sólo separan a familias, a países, crean barreras nuevas, más fronteras y con ello más división entre los pueblos, más separación entre las personas. En nuestro país, que sobrevivió a una guerra de más de tres años, tenemos constancias y ejemplos más que sobrados del daño que hizo la guerra, secuelas que a pesar de los años transcurridos aún perduran.

La cita que sobre la película Maquis transcribo a continuación es buena prueba de la doble represión que la mujer sufre en la guerra:

«Mientras en el monte sigue la guerrilla, en el llano las mujeres sufren la represión. En cada casa hay un conflicto del que nadie quiere hablar; algunas prefieren olvidar y otras, seguir luchando. Las mujeres de los pueblos guardan terribles secretos entre el miedo, el machismo y el silencio de un país que no quiere recordar».

La violencia ejercida sobre las mujeres a todos los niveles está produciendo un efecto catalizador que genera una mayor implicación en la lucha por sus derechos y por la paz.

Conscientes de que sin la paz el futuro ya de por sí incierto sería imposible. La esperanza de que un mundo mejor es posible, no solo es un grito contra la guerra, es sobre todo un grito de rebeldía y de lucha por un mundo mejor, un mundo más igual entre iguales. Un grito, un llamamiento a que las mujeres sigan en primera línea en defensa de la paz, en defensa del futuro.

La convocatoria de la Marcha de la Mujer por la Paz, la Interculturalidad y el Mestizaje que mujeres de distintos colectivos de Córdoba realizaron para engalanar Córdoba de blanco el día 3 de junio está llegando a todos y cada uno de los rincones de esta ciudad. Grupos y asociaciones de mujeres, asociaciones culturales, organizaciones juveniles, todo el espectro político, cultural, social y artístico, se está sumando a esta convocatoria.

Organizaciones y asociaciones de mujeres de los pueblos de Córdoba, Hornachuelos, Santaella, Posadas, etc., con iniciativas propias, participarán activamente en la marcha.

El día 3 se juega la final de la Champions, pero la verdadera Champions ese día en Córdoba será la marcha blanca que recorrerá las calles en demanda de un mundo mejor, de un mundo sin guerras. Todas y todos debemos contribuir, convirtiéndonos en millones de granos de arena capaces de levantar una inmensa muralla donde no dejemos ningún resquicio a la violencia, a la guerra.

* CCOO de Córdoba