29 años. Jay y Lauren tenían 29 años. Se habían conocido en Washington. Decidieron cambiar de vida, dejar la oficina, abrir las ventanas, hacer realidad ese deseo de liberación y plenitud que surge de la red de obligaciones y agobios en la que tarde o temprano todos nos dejamos atrapar. En julio de 2017 empezaron una ruta en bici. Durante su recorrido hubo múltiples peripecias de las que dejaron constancia en las redes sociales, sucedidos varios en más de veinte países tras los cuales ambos albergaban la experimentada creencia en la amabilidad de los desconocidos.

El día 369 de su periplo circulaban junto a un suizo y un holandés por el suroeste de Tayikistán, una zona sin excesivo riesgo. Un coche los adelantó y giró bruscamente para atropellarlos. Cinco hombres bajaron del vehículo para matar a cuchillazos a los cuatro ciclistas. Dos días después, los atacantes se enorgullecían de su hazaña a través de un vídeo difundido para ampliar el sangriento renombre del ISIS.

Según cuenta el periodista Pablo Cantó, la noticia empezó a trascender a partir de un reportaje de la revista The pluralist en el que se tildaba a los fallecidos de millenials empeñados en demostrar la bondad consustancial al ser humano. El medio corrigió esta versión falsa. No era cierto que se hubieran propuesto eso. Ya era tarde. La imagen distorsionada de Jay y Lauren -dos guays ajenos a la dureza de la realidad, dos pardillos flowerpower que se metieron donde nadie los había llamado para demostrar que todo el mundo es bueno-- ya estaba rulando por las pantallas. Algunos medios españoles reprodujeron la caricatura destacando además el irrelevante dato de que él era vegano y ella, vegetariana, como si sus preferencias alimenticias acentuaran su condición de panolis condenados a palmarla en un mundo en el que el hombre es un lobo para el hombre.

Este trazo grueso, deformador y poco respetuoso con la figura de los asesinados fue el utilizado en su cuenta de Twitter por el portavoz de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, un tal Girauta o Gilirauta, político locuaz habituado a meterse en cualquier charco digital a su alcance. Reproduzco su muestra de ingenio en menos de 280 caracteres: «Pareja de vegano y vegetariana, graduados por Georgetown, funcionarios en Washington, deciden recorrer el mundo en bici. Persuadidos de que el mal no existe, de que es un concepto fabricado para enfrentarse a la complejidad, se van a ver a ISIS. Los matan». Le faltó decir que la pareja hubiera votado a Podemos en caso de pertenecer al censo español. Le faltó incluir en el tuit la palabra «buenismo», término muy del gusto de la derecha sin complejos.

Se ve que para el tal Girauta o Gilinauta cualquier ocasión es propicia para ridiculizar sectariamente puntos de vista distintos a los correctos. Da igual que haya muertos de por medio, sobre todo si son de por ahí.

* Profesor del IES Galileo Galilei