Cuando van más de un millón de muertos según Departamento de Ingeniería Civil y de Sistemas (CaSE) de la Universidad Johns Hopkins (JHU), en desacuerdo con los investigadores que advierten que las cifras oficiales subestiman el número real de muertes de la pandemia y que, podrían aumentar si el virus se propagase sin control. Algunos epidemiólogos piensan que el número de muertos seguirá aumentando a medida que aumente la capacidad de diagnóstico en todo el mundo.

Pero, la pandemia tiene como en las guerras, unos efectos colaterales y que no están incluidos en los recuentos de muertos por covid 19. Estos incluyen una disminución de la búsqueda de la atención medica por la sobrecarga del sistema, así como las personas que evitaran por miedo al covid, acudir a los hospitales a buscar ayuda.

Esta crisis ha puesto a prueba la falta de liderazgo en todos los países, con un patógeno nuevo y de comportamiento extraño, que ha obligado a los gobernantes a tomar decisiones difíciles y sin la correspondiente asesoría para afrontar la toma de decisiones. La advertencia de lo que se aproximaba estaba, pero se tomaron decisiones erróneas, tardías e inconsistentes.

El día 9 de octubre de 2020, la revista The Lancet: La necesidad de datos detallados de covid-19 en España, “En España, los datos covid-19 publicados actualmente a nivel nacional y regional son insuficientes para comprender la dinámica del covid-19 y tomar medidas. Instamos ahora a las autoridades sanitarias encargadas de los datos de covid-19 en España y en otros lugares a que publiquen actualizaciones diarias constantes de datos abiertos sobre pruebas, casos, hospitalizaciones, admisiones de unidades de cuidados intensivos, recuperaciones y defunciones, incluidas las correcciones retrospectivas en serie en curso. Cada una de estas variables debe desglosarse por edad, sexo y detalles geográficos, para monitorear mejor los impactos demográficos de la pandemia e informar mejor una respuesta de salud pública”.

Pero, si nos fijamos en los Estados Unidos, observamos que tienen una cifra de muertos que superan los doscientos mil. Con un flujo constante de datos pandémicos, existe el riesgo de olvidar "lo que representa el número: el dolor de muchas familias que vieron a un ser querido perder el aliento", dice Camila Montesinos Guevara, especialista en salud global de la Universidad UTE en Quito, Ecuador. "No se trata de mirar los números."

En un artículo publicado en New England Journal of Medicine: “Proteger a los pacientes mayores vulnerables durante la pandemia”, pone de relieve la importancia de un sistema solido sanitario y su necesidad en todo el mundo, porque afecta a la salud de los mayores de 70 años cargándose en ellos de morbi-mortalidad, sobre todo en aquellos con múltiples afecciones crónicas y que tienen tasas muy altas de ingresos hospitalarios con las consecuencias que conllevan de infección. Todo ello con la sobrecarga del sistema sanitario, que ha pospuesto la asistencia no urgente, redundando en maleficio de los mayores con patologías crónicas.

En el libro “Si puede, no vaya al médico”, de Antonio Sitges-Serra, criticaba con dureza el sistema médico invasivo, hipocondríaco y vigilante; pero en la pandemia se puede aplicar en que la frecuentación hospitalaria puede ser negativa para el paciente, por el acúmulo de personas congregadas y que puede que estén muy enfermas.

La forma de hacer medicina ha cambiado y está cambiando, es una forma dinámica que ha llegado para quedarse. Ha sido esta situación de crisis sanitaria, económica y social la que lo está perturbando y a lo mejor lo que llamamos caos, es una forma de redirigir y ordenar nuestras actuaciones.