Tras un riguroso y esclarecedor proceso de investigación que seguramente me pondrá el premio Nobel al alcance de la mano, estoy en condiciones de ofrecer como primicia la lista de las seis expresiones que están marcando tendencia en el español actual.

En el número seis: lo que sea «no, lo siguiente». Si quiero referirme a la falta de limpieza de mi vecino puedo acentuar la cualidad negativa con un adverbio, con la terminación superlativa o con una comparación hiperbólica: mi vecino del tercero es muy guarro o guarrísimo o más guarro que la Potota. Ahora lo que está de moda es enfatizar la calificación con algo como «Mi vecino del tercero es guarro no, lo siguiente». Tal vez en la negociación Sánchez versus Iglesias alguno de ellos le dijo al otro que estaba «equivocado no, lo siguiente».

En el número cinco: «sí o sí». La falsa disyunción subraya la obligatoriedad de algo que no admite negativa. Tal vez en la negociación Sánchez versus Iglesias el segundo le dijo al primero que tenía que ser vicepresidente o ministro plenipotenciario de todo un poco sí o sí.

En el número cuatro: «te lo compro». Se usa por uno de los interlocutores inmersos en un tira y afloja dialéctico para manifestar su aceptación de un argumento, si bien normalmente esa afirmación sirve para preparar el contrataque: «Que tiene mejor defensa el Atlético te lo compro, pero eso de que los delanteros son mejores no cuela». Tal vez en la negociación Sánchez versus Iglesias el primero le dijo al segundo: «Que tengáis que estar representados en un posible gobierno te lo compro, pero que seas ministro de Trabajo no te lo crees ni tú».

En el número tres: «como si no hubiera un mañana». Está locución ha entrado con fuerza en las conversaciones del personal para valorar la desmedida intensidad en la realización de cualquier acto cotidiano: «Se puso a comer espetos como si no hubiera un mañana». Tal vez en la negociación Sánchez versus Iglesias el segundo le dijo al primero que si no era generoso ya se podía ir preparando para una oposición morada dispuesta a combatir como si no hubiera un mañana.

En el número dos: «en plan». Esta construcción preposicional se ha hecho omnipresente entre jóvenes y no tan jóvenes. «Me dijo que si íbamos a salir en plan salir o en plan tranquilo». Tal vez en la negociación Sánchez versus Iglesias el segundo le dijo al primero que él no estaba dispuesto a que su partido fuese despreciado en plan cero ministerios o en plan secretarías de Estado y poco más.

Y en el número uno: «buen día». La creciente singularización del sintagma nominal usado a modo de saludo está en auge. Si después de las probables elecciones el hartazgo del electorado se hace más patente a la izquierda y cambia la situación a favor de las derechas, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no se darán ni el buen día en los pasillos del congreso. Vamos que en Navidad no se desearán ni felices fiestas. Perdón, ni feliz fiesta.

* Profesor