Ah, ¿os habéis fijado? En el tema Tumbling Dice, de los Stones, cuando cacarean eso de «Baby, I can’t stay», prestad atención, si aún disponéis de oído, al bajo. Es una especie de «mobibobí momomomobibobí...», pero en música, por supuesto. Tenéis que oírlo, muchachas, para saber a qué me refiero. La cuestión es que hoy pinché repetidamente la canción en el coche prestado, con el BASS a volumen considerable, y no me cansaba mientras conducía camino de la Malagueta, y después, en dirección al hospital, y más tarde, «de vuelta a casa». Aunque no encendí un cigarrillo, como Sabina y, además, esta frase de bajo me ayudó a extirpar cualquier gramo de rencor y demás mierdas que, decididamente, cabalgaban en el interior de mi cráneo a esa hora, 4.30 pm, en concreto. Ni que decir tiene que me crucé con todo tipo de peatonas, barquitos en el horizonte, ambulancias, bicicletas, y yo allí, reventando el «mobibobí», ventanilla subida y sonrisa puesta. Ahora ya sabéis la clave para producir un buen tema y llevarlo al top: todo reside en el tándem bajo/batería. Claro que hay que tener buen oído y gusto y mejor substancia para inspirar y trabajar los detalles, y situarlos bien, con cuentagotas. Como en la vida, el «mobibobí» destaca sobre el resto de situaciones con notoria supremacía, cual orgasmo en pleno jueves. Pero no se puede vivir en continuo éxtasis, dicen, como si fuera sábado noche. «No todos los días van a ser fiesta». ¿Por qué no? Pregunto. Repetir la misma canción y no digamos el mismo acorde es una aberración imperdonable, pero funciona. Yo apuré mi paseo en coche al máximo, en mi oasis. De manera que ya sabéis, personal del 2018. Si queréis resolver un problema, olvidadlo, tragad gin tonics, machacad vuestro acorde favorito y duchaos juntos, con mucha espuma, y dadle gusto al cuerpo con la mente en blanco, hala. No pasa nada, mujer.

* Escritor