Esto es lo que acaba de pedir el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo: «Tenemos que olvidarnos de distracciones o de elementos que dividan, llamar a lo común, al olvido de viejas rencillas. No podemos estar en las guerras de nuestros abuelos. Tenemos que estar mirando al futuro, y tener la memoria para evitar que ocurra, pero sobre todo para perdonar y para irnos a ese futuro nuevo que nos espera». El portavoz acaba de pasar revista a los temas candentes de la Iglesia, destacando en sus palabras otros ángulos de las noticias más desoladas y desoladoras. «En este momento en el que se ven las fallas de la Iglesia, hay quien quiere aprovechar para atacar al Papa, porque hay gente que no ha aceptado nunca la elección del Papa Francisco, su misión y su tarea de reforma de la Iglesia, de ponerla en esa nueva evangelización que es, en definitiva, poner en práctica el Concilio Vaticano II». Pide Gil Tamayo que no se generalice la actitud de sospecha que en muchas ocasiones se da sobre los religiosos: «La inmensa, la infinita mayoría de los sacerdotes son gente maravillosa, ejemplar, entregada, y no podemos extender, por la infidelidad de unos cuantos, ese clima de sospecha a unos hombres que están entregados a su vocación y al servicio del pueblo de Dios». Revela también que, tras recibir la Carta del Papa Francisco sobre los últimos acontecimientos, el cardenal Blázquez y él mismo, que se encontraban juntos en Medellín, decidieron escribir una «carta de apoyo a Francisco»: «Pensamos cómo estaría el Papa sufriendo, y decidimos escribir esa carta en la que le decimos a Francisco que reciba la expresión de nuestro afecto, cercanía y apoyo y que se dé cuenta de que no está solo». José María ha cumplido a la perfección su misión de portavoz, ha encarado cada tema, iluminando todos sus perfiles; ha reflexionado sobre el momento que vivimos; ha reivindicado que «por encima de todo está el bien común», traspasando las legítimas diferencias políticas. En una palabra, nos ha invitado a «mirar al futuro» sin miedos, ni complejos. Con esperanza y audacia.

* Sacerdote y periodista