Hay un minuto en que se muere. En paz o sumergido en el horror. Es el suceso más íntimo, pero no es particular. Ninguna muerte lo es. La muerte plácida es un derecho que una sociedad orientada al bienestar debe preservar. La muerte envuelta en terror y dolor es un grito que nos interpela, un interrogante clavado en nuestras consciencias: ¿Podíamos haberla evitado? ¿Estaba en nuestras manos hacerlo? Este año, ya son 22 las mujeres que han muerto asesinadas por sus parejas y exparejas en España. También cuatro niños. No, no es un suceso particular. Porque las consecuencias son enormes. Y también son colectivas.

Un minuto de expiración que llega precedido de meses, de años de sufrimiento, de existencia aniquilada. Las vidas arrebatadas son las principales y trágicas ausencias. Pero, ¿qué más perdemos en cada nuevo caso de violencia machista? ¿Qué se desprende de cada muerte? Miedo. Una sombra que cala en el ánimo de todas las mujeres, que nos dice que podemos ser víctimas, que nuestra vida puede estar en manos de hombres. Que el machismo, esos chistes, esos comentarios, esos gestos que impregnan nuestro día a día, también aloja un monstruo que susurra, que grita, que nuestro aliento no vale nada.

Pero hay más, mucho más. Porque cada una de esas muertes perpetúa la imagen de la mujer como un ser débil. Tan débil que no es capaz de proteger su vida ni, aún peor, la de sus hijos. Ellos también lo saben. Los niños y adolescentes que se asoman a las noticias también reciben el virus de la discriminación. Aprenden rápido a identificar quién es capaz de provocar miedo y quién se convierte en el objeto del odio.

¿Qué podemos hacer? Más, mucho más. Faltan leyes o cumplimiento estricto de las que hay. Falta reconocimiento público de cada muerte. Denuncia continuada del machismo en cada una de sus formas. Tratarlo con rigor y seriedad, sin caer en el anecdotario que, a veces, ayuda a frivolizarlo. Pensemos. Aunque solo sea un minuto. Un minuto de silencio. Por respeto a ellas. A tantas. Y a sus niños asesinados.

* Periodista