Uno de los acusados de la trama, Jordi Montull, había prometido «diversión» en el juicio por el saqueo del Palau de la Música, en referencia a su intención de desvelar la financiación ilegal de la antigua Convergència Democràtica de Catalunya (el famoso sistema del 3%) a cambio de una rebaja de la pena de su hija, Gemma. Ayer, Fèlix Millet, el expresidente del Palau y saqueador confeso de la institución, se unió a su número dos y en un demoledor testimonio corroboró ante el juez lo que desde hace siete años varias investigaciones han ido desvelando: que CDC recibía dinero en concepto de comisión a cambio de la adjudicación de obra pública. Una frase de Millet lo resume a la perfección: «Ferrovial hacía donaciones para que el dinero fuera a CDC a cambio de obra pública. No lo dije en mi confesión del 2009, pero es la verdad». Y admitió comisiones del 4% («2,5% para CDC, 1% para mí y 0,5% para Montull»). La confesión de Millet certifica su condición de saqueador confeso de la prestigosa institución que presidía, un delito por el que debe responder ante la justicia. Pero en términos políticos lo sucedido tiene unas connotaciones que no podrán soslayarse, y que afectan directamente a Artur Mas, que queda muy tocado por la descripción de un sistema de financiación ilegal tan metódico como el descrito. El sucesor de la antigua CDC, el PdCat, está abocado a colaborar con la justicia y a romper con los implicados.