Según el artículo 224 de las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas, los militares al alcanzar la situación de retiro recuperan los derechos civiles a los que, en parte, renunciaron libremente durante su vida activa. Por tanto, nada que objetar a que militares, en esta situación, opten por dedicarse a la actividad política, algo que les ennoblece y dignifica a la clase política. ¡Ojalá muchos dieran ese paso al frente!, pues aplicarían toda su experiencia y virtudes características, pero no exclusivas de la Milicia: sentido del deber, espíritu de sacrificio, constancia, paciencia, flexibilidad para a adaptarse a situaciones cambiantes e imprevistas y tomar decisiones en situaciones difíciles, honradez, capacidad de gestión de recursos humanos y materiales y un largo listado de cualidades que, sin duda, contribuirían al bien común, que en definitiva es lo que debe procurar un buen político. De lo que estoy seguro es de que estos militares que han dado ese paso adelante en el partido y en el puesto que sea, no les mueve ansia de poder, ni ánimo de lucro, sino simplemente el noble deseo de seguir sirviendo a España en otro noble faceta como es la política. Así que ¡Adelante compañeros, por España!