Se expande la moda de denominar migrantes a los que siempre se les había llamado emigrantes o inmigrantes. Pero ¿tienen igual significado? Acudamos al DRAE: migrante es quien migra, emigrante quien emigra, e inmigrante quien inmigra. Migrar es trasladarse desde el lugar en que se habita a otro diferente; emigrar, abandonar el propio país para establecerse en otro extranjero, o abandonar la residencia habitual en busca de mejores medios de vida dentro del propio país; e inmigrar es llegar a un país extranjero para radicarse en él, o instalarse en un lugar distinto de donde se vivía dentro del propio país, en busca de mejores medios de vida. Por lo tanto, emigrante e inmigrante sí que vienen a significar prácticamente lo mismo, según la perspectiva del que se va o del que llega; mientras que migrante ofrece una sustancial diferencia: aquéllos abandonarían su hogar buscando mejores medios de vida; y los migrantes se trasladarían a habitar otro lugar diferente sin más. Si denominamos migrantes a todos, estamos perdiendo precisión en el lenguaje al omitir la finalidad fundamental que impulsa a unos y otros a abandonar su país o lugar de residencia. Y salvo ocultas razones, no parece que por generar mayor confusión terminológica, se ayude en algo a arreglar este grave problema.