Hay quien piensa con los pies en lugar de con la cabeza. Durante el Mundial de México se apostó Maradona con Valdano que si colocaba un balón en el corrillo a pie de cancha que mantenía un grupo de periodistas, estos le devolverían la pelota con la mano y no de un puntapié, como haría cualquier futbolista. El pelusa, de toque sutil, envió el esférico a donde estaba la prensa y, como predijo, estos se la devolvieron cual saque de banda. Ayer se casó Messi. A su bella esposa se le enredó la cola del vestido. Cualquier mortal se hubiera agachado para alisar el traje con las manos, pero el azulgrana resolvió con ese hábil movimiento de tobillo que le hace único.