Hoy jueves 28 de febrero se entregará a la Fundación e Instituto Aguilar y Eslava de Cabra la más alta condecoración de nuestra región, la Medalla de Andalucía, en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Lo recogerán el presidente de la Fundación, Salvador Guzmán Moral, y el director del instituto, Francisco Ortiz Gama. Se reconocerá así públicamente a esta insigne institución del sur de Córdoba, que cumple en 2019 nada menos que 340 años de historia dedicados a promover la educación y la cultura en pleno centro de Andalucía.

El Real Colegio de la Purísima Concepción, hoy Instituto Aguilar y Eslava, nace en 1679 al cumplirse el testamento del presbítero don Luis de Aguilar y Eslava, que legó renta y bienes necesarios para «fundar un Colegio para que estudiantes pobres, virtuosos y sabios de la gramática de la villa de Cabra aprendan Artes y Teología».

En 1689 su Patronato acordó poner en marcha el colegio comprando un bello palacio egabrense de inicios del siglo XVII, que constituye la actual parte noble del instituto.

Desde el inicio de la actividad académica en 1692, la enseñanza y la difusión de la cultura en Cabra y comarca fue constante y creciente durante los siguientes tres siglos, gracias al patronato de la Fundación, que atesora una biblioteca histórica de más de 8.000 volúmenes de los siglos XVI al XX.

De 1777 a 1823, el Real Colegio de Estudios Mayores de Cabra estuvo incorporado a la Universidad de Granada, y desde 1846 a la de Sevilla. Un año más tarde, se convertiría definitivamente en Instituto de Segunda Enseñanza siendo, pues, uno de los primeros institutos de toda España. En 1877 fue declarado Instituto Provincial, ligando al mismo los colegios de los municipios del sur de la provincia. A finales del siglo XIX se vuelcan en la promoción del Instituto-Colegio tres personalidades de la época: el escritor, político y diplomático Juan Valera y Alcalá-Galiano; el ministro y gobernador del Banco de España Martín Belda y Mencía del Barrio, y el secretario general de Hacienda Juan Ulloa y Valera, exponentes de la tradicional vinculación de los antiguos alumnos con el centro.

Es, en efecto, numerosa la lista de ilustres antiguos estudiantes del Instituto-Colegio de Aguilar y Eslava, algunos de ellos protagonistas de la vida social, cultural y política de la nación, entre los que podemos citar a Dionisio Alcalá-Galiano, eminente científico, geógrafo, marino y militar, héroe de Trafalgar, o su hermano Vicente Alcalá-Galiano, también militar, ministro del Consejo de Regencia y economista, introductor en España de las obras de Adam Smith; José de la Peña y Aguayo, abogado y ministro de Hacienda; Enrique de las Morenas, militar y héroe de los últimos de Filipinas; Niceto Alcalá Zamora, presidente de la II República española; los poetas de la generación del 27 Pedro Garfias y Pedro Iglesias Caballero, así como José Calvo Poyato, escritor, alcalde de Cabra y diputado autonómico; Fernando Priego Chacón, actual alcalde egabrense y senador; y Carmen Calvo Poyato, consejera y ministra de Cultura, actual vicepresidente del Gobierno. También profesores que dejaron huella como Juan Carandell, José Arjona o Ángel Cruz Rueda.

Una labor, pues, de más de tres siglos, especialmente impulsada en los últimos 25 años por la Fundación Aguilar y Eslava. Esta realiza de forma anual numerosos actos culturales públicos en su fastuoso patio de cristales de columnas toscanas. Destaca la apertura, en 2007, del Museo Aguilar y Eslava, con un valiosísimo patrimonio educativo, documental, histórico-artístico y de Ciencias Naturales expuesto a los visitantes en varias plantas del edificio histórico. Recientemente, se ha añadido al instituto la apertura de un amplio oratorio y del centro de estudios Manuel Vargas y Alcalde, que alberga los archivos históricos del centro y casi toda su biblioteca antigua.

Una Fundación e Instituto verdaderos dinamizadores de la educación y la cultura, que son síntesis viva de historia, tradición y modernidad, que actualmente alberga 500 estudiantes y 40 profesores, presentando algunos de los mejores resultados de toda Andalucía en las pruebas de Pevau (selectividad), diez puntos por encima de la media regional, entre los mejores estándares nacionales.

Una gran noticia y reconocimiento, pues, esta merecida Medalla de Andalucía, no sólo para el propio instituto, sino para Cabra, comarca y toda Córdoba, y un gran orgullo y honor haber sido alumno y trabajar allí como profesor, en una institución que tiene por bandera valores, historia, tradición, excelencia, cultura y educación pública.

* Historiador y profesor