Cada vez que el INE difunde los datos del padrón se enciende en Córdoba una alarma que luego parece olvidarse, pues año tras año la provincia sigue perdiendo población. Y sus ciudadanos están más envejecidos, lo que confirma el éxodo de jóvenes en busca de mejores perspectivas laborales. El problema de la despoblación, que ha entrado en la agenda de la campaña electoral por la protesta de la «España vaciada», también lo es para provincias razonablemente habitadas como Córdoba, donde refleja la falta de oportunidades económicas para sus vecinos. Mientras España y Andalucía incrementan su número de habitantes --en el territorio andaluz destaca Málaga, con 19.572 empadronados más en un año-- Córdoba, junto con Jaén y Granada, retrocede. En nuestro caso, es el octavo año consecutivo de caída: la provincia cuenta con 782.516 habitantes, 23.341 menos que en el 2011 y 2.724 menos que en el 2018. No hay que desoír estos datos, pues, si no se crean condiciones para cambiarlos, el futuro será cada vez menos esperanzador, tanto en el medio rural como en la capital cordobesa.