No me refiero a la muy pregonada Memoria Democrática, sino a la «Memoria Económica» que mañana cumple sesenta años. El 21 de julio de 1959 fue aprobado en consejo de ministros presidido por Franco el Plan de Estabilización. Se liberalizó la economía y se acabó con la autarquía, no solo herencia de la Guerra Civil ya que era el modelo general de España desde Cánovas.

En 1957 el déficit comercial y la inflación, con un cambio artificial de la peseta --42 por un dólar-- no se podía soportar. Conseguir divisas dependía de la agricultura: naranjas y aceite. Y llegó la crisis gubernamental con la sustitución de Manuel Arburua como ministro de Comercio por Alberto Ullastres y la incorporación al nuevo gabinete ministerial de Navarro Rubio y de López Rodó. Pronto se hizo patente la oposición a las medidas liberalizadoras, por parte de falangistas y sindicalistas contrarios a la «peligrosa» apertura. Pero Franco comprendió, influido por Carrero Blanco, que no había más remedio que abrir las puertas a la liberación económica. La honradez de Ullastres y la preparación económica del equipo de tecnócratas se impuso a la actitud de los que como currículo exhibían sus méritos en la Guerra Civil.

De 1958 a 1960, el saldo del Banco de España pasó del déficit a un superávit de 500 millones de dólares. Gracias al crecimiento económico generado por el Plan de Estabilización, el pueblo español tuvo de nuevo fe en el futuro tras la decepción sufrida durante la II República. El Plan de Estabilización -el «milagro español»- fue decisivo para la pacifica transición y la restauración de la democracia.

* Periodista