Como profesores y padres, entramos en los institutos de Secundaria y Bachillerato y lo primero que los alumnos preguntan es: ¿para qué me sirve la Lengua y la Literatura? ¿Para qué tengo que leer este «tostón» de novela? ¿Y la sintaxis, eso para qué sirve? Nos encontramos ante una nueva generación obligada a dar asignaturas que para nada les interesan. Obligamos a los adolescentes a estudiar y «vomitar» una teoría a la que no le encuentran sentido alguno. Pero, ¿y nosotros como profesores? Creemos estar obligados a enseñar la materia de una misma manera, de forma que los estudiantes sepan leer, escribir, hablar y escuchar. Queremos que desarrollen competencias sin hacerles entender por qué.

Hoy en día, con el avance tecnológico en nuestra sociedad, nos centramos en el uso de las TICs en el aula. Pero recapacitemos por un momento en lo que a los alumnos les interesa verdaderamente. Nos adentramos en esas aulas donde los alumnos están desmotivados, soñolientos y con total desinterés. Pero, sobre todo, nos encontramos con que solo piensan en superar la asignatura aunque sea con un cinco; no en aprender. Pretendemos que estén horas y horas aprendiendo una asignatura que no les interesa, y lo peor, ni le encuentran utilidad si hablamos de Lengua y Literatura. Entonces, nuestra pregunta es: ¿por qué no enseñar, por ejemplo, la picaresca y el Lazarillo con vídeos, canciones de rap y los famosos memes? Está claro que los adolescentes hoy día cogen el móvil y, antes que escribir un texto, mandan un icono o meme. Para los que desconozcan el término, la RAE nos lo define: «Imagen, vídeo o texto, por lo general distorsionado con fines caricaturescos...». El inconveniente no es solo ese. El sistema obliga a los alumnos a estudiar, pero ¿y a los docentes? Seguramente la mayoría de esos que llevan décadas en la docencia desconocen los memes, y si los conocen ponemos en duda su uso en una presentación PowerPoint para captar la atención del alumnado, por ejemplo.

Como experiencia personal, en una clase de Bachillerato, donde los alumnos estaban aburridos de la Literatura pero obligados a estudiarla para poder superar la famosa PAU, explicamos la picaresca con ayuda de memes. Los alumnos permanecieron atentos durante toda la hora, y no solo eso, sino que se hizo más deleitable y divertido. Lo agradecieron.

Si la cuestión es que el alumno aprenda; ¿qué nos importa la forma o el método? Se supone que los métodos de enseñanza se van actualizando con el paso del tiempo. Los que creemos que están desactualizados son los propios docentes. Se preocupan porque el alumno aprenda, pero ellos también deberían aprender. Saben muy bien las características de la picaresca, pero no saben las del nuevo docente ni aplicar el método adecuado. El adolescente del siglo XXI opta por la comodidad y por lo necesario, quiere una «economía del aprendizaje». Incluso se hacen numerosos estudios sobre el método más eficaz para aprender una segunda lengua (L2), pero no sobre lo que verdaderamente se necesita en educación en nuestro país. Pensamos que, como docentes, es necesario buscar un método con el que el alumno aprenda y vea la utilidad al uso de su propia cultura y su propia lengua. La Lengua es necesaria para la comunicación y, en cualquier trabajo que se desempeñe es necesario desarrollar adecuadamente unas competencias.

* Graduada en Filología Hispánica, estudiante del Máster en Investigación del Español