La inauguración de la feria de las Artes Escénicas de Palma del Río ha puesto de manifiesto la capacidad y sagacidad de las mujeres en la escena política. El teatro reunió a la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo; a la delegada territorial de Fomento, Cristina Casanueva; a la diputada provincial, María Salud Navajas y, a la alcaldesa de Palma del Río, Esperanza Caro de la Barrera. Todas destacaron la necesidad de diálogo y cooperación institucional. Junta, Diputación y Ayuntamiento se tienden la mano para sacar adelante proyectos culturales reconocidos o por nacer desde la lealtad y el mejor conocimiento de la acción municipal en ámbitos muy profesionales.

Juntas recorrieron las instalaciones del próximo museo Victorio y Lucchino y reconocieron la excelencia del proyecto museístico y cultural que será un nuevo agente dinamizador para el valle del Guadalquivir. Esta complicidad política demuestra con claridad que son personas muy serias con los euros de los ciudadanos, en términos de la consejera, quien resaltó no querer un solo euro en la consejería sin función alguna. Así, se resaltó la eficacia de una feria teatral donde rebosa talento por doquier. Este lenguaje constructivo y conciliador contrasta con las palabras tan gruesas expresadas en la pasada campaña desde despilfarro hasta que desaparecería la Feria del Teatro de Palma con una solera de treinta y seis años.

Pero la demagogia y bisoñez de algunos personajes han quedado al descubierto. Lo que une es mucho más que las aparentes distancias. La sensatez prima sobre extremos y populismos y actitudes sectarias. La cultura es un punto de partida para el encuentro y la tolerancia; una vez más, se impone la capacidad de entendimiento y el buen gusto tanto en las formas como el fondo de lo que nos ocupa: sacar adelante proyectos culturales que contribuyan al futuro y progreso de nuestros pueblos. Y sería muy inteligente y honesto informar a la opinión pública con todos los datos, ¿verdad?

* Historiador y periodista