Las protestas sociales en Chile contra el empeoramiento de las condiciones de vida han provocado el desplazamiento a Madrid de la Cumbre del Clima, la 25 Conferencia de las partes firmantes de la Convención de la ONU sobre Cambio Climático, COP25, y que ayer inició sus actividades. Esta cumbre estará dedicada a preparar los procedimientos para poner en marcha los acuerdos de París del 2015 en la COP26 que tendrá como sede la ciudad de Glasgow, por lo que no podemos albergar la esperanza de que vayan a darse avances significativos. Lo que sí es seguro es que al menos los desplazamientos y otras actividades van a generar al menos 65.000 toneladas de dióxido de carbono, CO2, principal gas de efecto invernadero.

Lamentablemente, más del 80% de la población mundial no tendrá a sus mandatarios en esta cumbre, solo 50 presidentes de gobierno estarán presentes, mientras que en la COP21 de París eran 150. Estarán ausentes los países que en conjunto suman la mayor parte de emisiones de gases generadores del calentamiento global.

Mientras el tiempo corre restando la capacidad de respuesta, se incrementan los efectos del cambio climático y la comunidad científica advierte de que la realidad y las consecuencias esperables son mucho peores de lo que se pensaba previamente.

A pesar de 27 años de acuerdos internacionales sobre la necesidad de afrontar el calentamiento global no dejan de crecer las emisiones contaminantes. Los datos preliminares ya nos indican que este año se volverá a romper el récord de emisiones contaminantes.

Ningún lugar del mundo está libre de los impactos del cambio abrupto del clima al que estamos asistiendo y así ocurre que nuestro país, y con más intensidad el Sur, está ya siendo castigado por las inclemencias del clima, que hemos alterado.

Córdoba ciudad está siendo estudiada por el proyecto Adaptaclima de la UE para conocer las evidencias y ver los previsibles impactos del cambio climático.

De estos estudios se desprende que durante el periodo 1964-2009 la temperatura mínima ha tenido un incremento de 0,34 grados centígrados por década, mientras que en el verano el aumento en la temperatura mínima ha sido de 0,59 grados por década. Como referencia en los últimos cien años el incremento de la temperatura global del planeta por el cambio climático ha sido de un grado. Esto indica que en Córdoba el cambio ha sido mucho más acusado que en la media de la Tierra.

Los modelos climáticos nos indican que esto irá a peor, con un aumento de 0,68 grados por década y una posible subida de la temperatura en verano de hasta 9 grados sobre la media del periodo 1961-1990, en el peor de los escenarios.

En cuanto a la lluvia, se observa en general un descenso anual del 3,5% llegando al 10,2% en el verano. Las previsiones señalan la posible reducción anual de hasta 220 milímetros, sobre los 550 actuales para el escenario junto con la disminución generalizada de la frecuencia de días de lluvia y el incremento de los días con lluvias torrenciales.

Los impactos observados en la agricultura son de singular importancia. Por mencionar alguno, los sindicatos agrícolas estimaban en la temporada de la aceituna 2014/15 una pérdida de 400 millones de euros y 42 en jornales.

Todo lo anterior obliga a reducir drásticamente nuestro consumo de energía, a abandonar urgentemente los combustibles fósiles y transitar a las energías renovables, a la vez que no debemos de olvidar adaptar nuestra capital y resto de poblaciones a los cambios que están sucediendo y que previsiblemente aumentarán.

Rehabilitar energéticamente nuestras viviendas, incrementar el arbolado en general, y el urbano en particular, o abandonar las viviendas en las zonas inundables son algunas de las medidas insoslayables.