La guerra comercial entre EEUU y China, el brexit y la creciente oleada proteccionista son las claves para entender las insistentes advertencias agoreras del Banco Central Europeo (BCE) que nos hablan de la inminente crisis en la zona euro. El presidente del BCE, Mario Dragui, ha empezado a observar ausencia de mejoras y un repunte sostenido de la inflación, que, según su estimación, podría rondar en los próximos años el 2% y mantenerse. Por tal motivo, es su intención aplicar «las herramientas usadas -en el pasado- y que han demostrado ser efectivas». En Román paladino: reactivar la compra de deuda y rebajar los tipos de interés, incluso por debajo del 0%. Y, también cabe la posibilidad de actuar sobre los tipos de depósito que se cobra a los bancos. La tasa está fijada actualmente en el -0,4%. Todas estas medidas son, a mi juicio, tan oportunas como necesarias, para revitalizar los precios, la actividad comercial y el crédito. Sin embargo, estas medidas irán en detrimento de los inversores. Por lo que muchos se decantarán por activos refugio: oro, deuda pública... Es lógico.