En un gesto más de honestidad, Su Santidad el Papa Francisco ha viajado a Irlanda para pedir perdón por todos los abusos cometidos por la Iglesia, tanto en lo sexual como los de cualquier otro tipo. Los medios televisivos, como era de esperar (la casi totalidad, controlados por personas poco afines a la Curia), han aprovechado el momento para recrearse contra los miembros eclesiásticos, ciertamente todo ello condenable y no hay palabra que justifique tales actos. Pero ha de saberse que la Iglesia no son solo los obispos y los curas, la Iglesia la componen millones de personas cuya misión fundamental es dar testimonio de Jesús, bien en las Caritas Parroquiales, en las casas de acogida, en los bancos de alimentos, en los comedores de caridad, etcétera. Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles de sacerdotes y seglares que dedican lo mejor de sus vidas para atender a millones de niños y adolescentes desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo, en lugares donde exponen su salud e incluso sus vidas. Los sacerdotes, como humanos, no son perfectos, son simplemente hombres que con su testimonio buscan seguir a Jesús y servir a sus hermanos.

<b>Manuel Pavón Torres</b>

Córdoba