El polémico ministro italiano del Interior ha vuelto a meter la pata. Horas después del desastre del acueducto desplomado en Génova, este político de la Liga Norte estuvo de fiesta en Sicilia con compañeros de partido. Extraña que difundiera imágenes en las redes sociales de lo bien que lo pasaba, mientras el número de víctimas mortales no paraba de crecer. ¡Menuda sensibilidad!