No son los veladores. O, al menos, no son solamente los veladores. El pulso del sector hostelero al gobierno municipal -apoyado por la Federación del Comercio- en torno a la regulación de los veladores en la ciudad ha devenido en conflicto abierto en varios frentes, que incluyen la ruptura interna de la recién creada asociación de hostelería Hostetur. Se ha puesto en evidencia que, en realidad, el desacuerdo sobre las terrazas ha sido el detonante y la excusa de un conflicto global entre múltiples intereses de los colectivos implicados en el sector turístico de Córdoba, desde la hostelería hasta la organización de viajes, los servicios turísticos o el mundo del caballo, entre otros.

Ahora se ha roto la dinámica de unidad del sector, que empezó en torno al cluster Fides, en el que se agrupaban organizaciones de comercio y hostelería, y continuó con el acuerdo de fusión entre las patronales Hostecor y Córdoba APTC. La reciente unión empresarial, que dio lugar a Hostetur, quedó rota el pasado jueves cuando, tras la reunión de su presidente, Francisco de la Torre, con el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento, Pedro García, el que fuera presidente de Córdoba APTC, Alberto Rosales, difundió un comunicado en el que la junta directiva desautorizaba a De la Torre y llamó «sátrapa» al edil. De la Torre, como respuesta, consideró inexistente dicha directiva, aunque hasta el momento, al menos en público, no la había cuestionado. Emerge así a la opinión pública un conflicto que nos habla de intereses creados y que convierte a Pedro García en un actor principal que en su legítimo y obligado empeño de resolver la situación puede que la esté complicando desde el momento en el que en la gestión de este desencuentro puntual sobre los veladores se están moviendo piezas claves del complejo puzzle de intereses colectivos y personales que van desde el futuro de la Escuela de Hostelería hasta los proyectos para el Centro de Visitantes, Caballerizas Reales, inversión en promoción del flamenco, acciones turísticas en el exterior…. Al no conseguir consenso para reunir a la mesa de veladores (de la que las organizaciones empresariales citadas se retiraron) el delegado opta por cambiar el todo por las partes, y se reúne con una parte de Hostetur. A estas alturas, a los cordobeses no se les puede decir que el debate reside en si se permitirá la instalación de más o menos mesas y sillas en la calle, aunque, de por sí, sea un problema significativamente importante para la ciudad.

Desde el punto de vista de las competencias del Ayuntamiento y de su gestión política hay dos caminos, el del consenso y, de no conseguirse, el de la decisión responsable de la autoridad municipal. Sería deseable la primera opción, pero salta a la vista que estamos ante un panorama de muchas aristas y estrategias sectoriales camufladas bajo una frágil cohesión empresarial que ahora se quiebra por la obvia razón de que los objetivos de cada parte no están al servicio del interés general. Llegados hasta aquí, se necesita más diálogo, transparencia, responsabilidad, altura de miras en todos e, incluso, habilidad pública en el Ayuntamiento por la sencilla razón de que las instituciones, tanto en este como en todos los casos, siempre están obligadas a formar parte de la solución y no del conflicto.