Con dignidad, respeto a las formas y una felicitación a su sucesor se despidió ayer en el Congreso de los Diputados de su etapa como presidente del Gobierno, una etapa dura y difícil de casi permanente crisis en la que ha conseguido la reactivación económica, evitar el rescate y afrontar el desafío de los independentistas catalanes. El caso Gürtel le ha pasado una factura que no esperaba.