Asistimos estos días a un evento sin precedentes que será recordado mucho tiempo en nuestra ciudad, la magna exposición Por tu cruz redimiste al mundo, que reunirá en la Catedral a 43 imágenes de 40 hermandades de toda la diócesis, con motivo de efemérides como el 75 aniversario de la Agrupación de Cofradías de Córdoba, el 90 de la inauguración del monumento al Sagrado Corazón de Jesús de las Ermitas, el 25 de la coronación de la patrona Nuestra Señora de la Fuensanta y el 450 de la muerte de San Juan de Ávila. Acontecimiento que tendrá su preludio más importante el sábado con la procesión de 31 imágenes que, si el tiempo no lo impide, en sus pasos se dirigirán al templo mayor. Algo histórico en la ciudad en un solo día, que concentrará a cerca de dos centenares de miles de personas.

Destaca, de un lado, la belleza artística de muchas de estas obras de la imaginería religiosa, nacidas de la gubia de maestros como Juan de Mesa o Pablo de Rojas, Castillo Lastrucci, Ruiz Olmos, Martínez Cerrillo, entre tantos otros, que se ponen a nuestro alcance y que procesionarán por nuestra ciudad pidiendo acuerdos para nuestros políticos, lluvia para nuestros campos como antaño, y sobre todo, esperanza para nuestros días. Subrayar la fuerza devocional de tantos Nazarenos, con los que se identifican poblaciones enteras que han rezado a sus plantas desde hace muchas generaciones, configurando una realidad de religiosidad popular que no se comprende sin los mismos y merece nuestro respeto y aprecio. Devociones que crean signos de identidad, tras las que existe un amplio movimiento de ayuda social y sobre todo, que testimonian la esperanza que se fundamenta en la misericordia y la piedad, con todo lo que ello supone. Llama la atención, finalmente, la pujanza del movimiento cofrade en esta etapa de globalización, que singularmente representa el mayor movimiento asociativo en España, por encima de entidades benéficas, sociales, deportivas o políticas. Sólo en nuestra provincia, casi un tercio de sus habitantes pertenece a una cofradía. Y muchos de ellos, son jóvenes. Las cofradías no son entidades excluyentes sino aglutinadoras. El cardenal Carlos Amigo señalaba que este boom se origina por diferentes causas: «Se ven acompañados, se sienten acogidos, tienen protagonismo y crean vínculos de amistad y colaboración para hacer una obra determinada. Unos valores que parecían olvidados y florecen: capacidad de apertura y acogida al que llega, el sentido de identidad, la liberación de la rutina, la participación en empresas comunes, la cohesión social y la conciencia de lo solidario», destacando como causa principal «el ansia soterrada de Dios: en muchas de estas personas hay un deseo de encender las luces largas de su vida para ir más allá de los que se puede ver con los ojos». Por encima de las connotaciones económicas, culturales o turísticas del evento y su proyección mediática, estamos ante un hecho religioso que muestra como clave una simbiosis entre arte y fe, con la cruz como elemento común en el que se identifican las raíces cristianas de nuestra sociedad, como indicaba la comisaria de la muestra Sarai Herrera.

Si el Vía Crucis Magno del año 2013 con motivo del Año de la Fe, y la Magna mariana Regina Mater que se celebró en 2015 por el 775 aniversario de la Catedral, con la participación de 25 imágenes de la Virgen coronadas de esta provincia, fueron un éxito, esta edición del fervor popular y el arte sacro, no dejará a nadie impasible. Sepamos apreciarla y vivirla en toda su dimensión, quedándonos con la profundidad del contenido junto a la belleza estética de su representación.

* Abogado y mediador