Soy una niña del ballet de Maruja Caracuel convertida hoy en mamá de una niña del ballet de Maruja Caracuel. Así, me emociona tanto que la hija de mi «seño» sea la «seño» de mi hija.

Y me emociona aún más constatar cómo Tania ha sabido guardar y respetar la esencia, cómo la experiencia que marcó mi crecimiento y mi vida, hace cada día más mella en la vida de mi hija. Cómo con dos años y medio ha dejado de dormir siesta porque lo que más le apetece es ir a clase de ballet. Cómo verbalizan la admiración por las niñas mayores, cómo conviven a diario con música clásica, cómo se comprometen con sus compañeras, cómo el compartir, el respetar, en este ballet no pasa de moda.

Y me emociona porque sé que todo eso traspasa las puertas del estudio, porque esto, lo aseguro, no es solo danza, señores, esto no es solo ballet, esto se queda para siempre y las acompañará toda su vida.

Gracias, mil gracias Tania, por hacer de mi hija una niña del ballet de Maruja Caracuel.

Gracias, seño (a la mía y a la de mi hija).

<b>Berta Aparicio</b>

Córdoba