Desde los años ochenta del siglo pasado --como mínimo-- en Córdoba existe un mantra político, empresarial e institucional que repite las extraordinarias posibilidades de desarrollo que su ubicación geográfica podría proporcionar si se explotara con acierto. Numerosos estudios económicos han analizado esa «posición estratégica» de Córdoba como eje logístico entre el norte de África y Europa: es la «puerta» de Andalucía, cuenta (ahora, hace tres décadas las reclamaba) con autovías que conectan con Madrid y con Sevilla y Málaga, una estación de tren de mercancías, un aeropuerto (aunque casi inactivo) y es el mayor nudo de las líneas de tren de alta velocidad en Andalucía. Además, reclama la ejecución de la autovía Badajoz-Granada, que sería otra baza importante. Cualidades no faltan para que Córdoba sea ese eje estratégico «de transporte» de mercancías, como se decía hace años, o «logístico», como se define ahora al abarcar más conceptos de negocio. ¿Qué ha faltado, entonces? Probablemente una acción concertada y fuerte de los sectores público y privado para convertir esas posibilidades en capacidades reales, a lo que se sumó la crisis, que dejó en el aire proyectos que empezaban a aflorar. En el 2010, la Junta de Andalucía impulsó un modesto parque logístico junto a la estación de El Higuerón, que hoy solo tiene ocupada el 33% de la superficie urbanizada. Las parcelas son pequeñas, por lo que los empresarios reclaman que se reactive el proyecto de La Rinconada, con 2 millones de metros cuadrados de suelo, y el de El Álamo, ambos paralizados hace años.

LA GRAN RIVAL DE CÓRDOBA por su situación geográfica, Antequera, ha conseguido un impulso que convertirá su puerto seco (también varado desde hace una década) en el Megahub Andalucía, destinado a naves de hasta 200.000 metros cuadrados y con vocación de nodo intermodal. Esto ha sembrado la alarma, a pesar de que la presidenta de la Junta de Andalucía aseguró en Los desayunos de este periódico que Córdoba sería el eje logístico del sur y que se potenciarían los proyectos existentes. La Confederación de Empresarios ha lanzado una alerta pidiendo a la Junta que se implique y al Gobierno central que invierta en El Higuerón. El Ayuntamiento estudia la forma de apoyarlo, al igual que la Diputación, mientras la Agencia Pública de Puertos de Andalucía asegura que las iniciativas de Córdoba y Antequera son complementarias y ambas recibirán apoyo. ¿Qué cabe pensar? Inicialmente, que Antequera se ha movido con más rapidez y eficiencia, y también con un empresariado decidido y dispuesto a invertir, mientras Córdoba sigue en la duda e indecisión. Pero también que hay una promesa de la Junta de Andalucía que no debemos permitir que caiga en saco roto, que existen unas infraestructuras y suelo iniciales, que se puede colaborar con Antequera y que es necesario plantear un acuerdo de ciudad al que las administraciones se vean obligadas a decir «sí». Siempre lenta, siempre dividida, Córdoba debe cambiar su registro si quiere labrarse el futuro.