No sé si alguno de ustedes ha visto la película titulada Como locos a por el oro, protagonizada por el gran actor Matthew McConaughey, una comedia negra con sus buenos toques de humor. Y el título de dicha película me viene como anillo al dedo, para darle título al presente artículo, «como locos a por la poltrona». Porque no cabe la más mínima duda, ante el espectáculo tan patético y lamentable que están dando nuestros queridos políticos (lo de queridos, lo digo entre comillas, que quede claro), que todos están locos por coger la poltrona.

Y es que sentarse en una de ellas, supone estar si las cosas marchan bien, cuatro años sin dar un palo al agua, es decir dándose la vida padre a costa del pueblo soberano. No hay nada más que ver que Pablo Iglesias, que siendo la cuarta fuerza política de este país, solamente por delante de Vox y de los partidos independentistas y terroristas, exige a Pedro Sánchez, entrar en el Gobierno, con ministerios a cambio de su apoyo para que este sea investido presidente de este país.

Para ello, Pedro ha propuesto a Podemos que en vez de un Gobierno de coalición, lo sea de cooperación, es decir los mismos canes, con diferentes collares. Pero de darle ministerios de eso na nai de la china. ¿Y qué ha ocurrido?, pues que el amigo Pablo ha cogido un berrinche de mil pares de narices, y es que por lo que se ve, las poltronas que le ofrece Sánchez, no son de su agrado. A Pedro, que esta resistiendo como un espartano la presión que le esta metiendo Podemos, le da al parecer igual que haya repetición de elecciones (como ellos no pagan la factura, qué más da).

Lo cierto y verdad de todo esto es que Sánchez no las tiene todas consigo, porque habría que saber (aunque yo, ya me lo imagino), lo que le dará a los partidillos independentistas y herederos de los terroristas a cambio de su apoyo, en la sesión de investidura. Pero las matemáticas, son muy tozudas y por muchos números que se hagan, las cuentas no salen. Le guste o no a Pedro Sánchez, si quiere ser investido presidente, tendrá que dar su brazo a torcer, antes de que se lo partan, lo cual sería una cosa muy dolorosa.