Oí la excelente alocución del Rey, en su fondo y en su forma. La realización fue impecable, como debían ser las de Navidad. Un plano medio inamovible, sin piruetas de varias cámaras, que nos acercaba al Monarca y nos mantuvo ensimismados por sus palabras y gestos. Al terminar, aun imbuido de su trascendencia, cogí el libro España en horas bajas, que no es de ahora aunque su título es una premonición. Lo escribió el periodista Pedro Muñoz y me lo dedicó en octubre de 2000. Lleva el subtitulo, La guerra de los nacionalismos. He releído el capitulo 20 --«Pujol protagoniza la tercera ‘subversión’»- en el que el autor dice: «Quiere que el Estado sea un simple aparato administrativo sin competencias mencionables, sin símbolos identificables, sin personalidad histórica (...). Que lo que hoy es España acabe siendo una entelequia pura y simplemente representativa con una corona encima con la que él pacte su futura integración». El periodista le hizo una entrevista en 1994 y Pujol le dijo que «Cataluña es una nación». Pedro Muñoz añade: «Por dentro de las formas de una simple entrevista, bullía ya el caldo de una ‘subversión’». Las dos primeras fueron las de Maciá y de Companys y él «viene anunciando su ‘subversión’ desde hace tiempo a todo aquel que haya querido escucharle». En 1998 Pujol fue más lejos en Los desayunos de TVE: «Cataluña es una nación, pero España no lo es». Y escribe Pedro Muñoz: «Se siente con fuerza bastante para ofrecer resistencia con la seguridad que ni del Gobierno ni desde las alturas del Estado va a haber voces en contra». Hoy, nueva «subversión».

* Periodista