Al final el adjetivo acertado, la expresión definitoria y definitiva, es de un poeta.

Aun sin reaccionar con la cólera que corresponde, con el castigo en las urnas merecido, los cordobeses sabemos con tristeza y demasiada resignación, que nuestra ciudad y nuestra provincia son maltratadas en los presupuestos generales del estado. Año tras año.

En los de este, pendientes de aprobar, y por tanto con previsible falta de tiempo hábil para gastar, aun con el incremento de cifras, la asignación por cordobés es de 387 euros menos que la de hace diez años. En otra perspectiva, el cordobés tiene atribuido 113 euros menos que la media nacional.

Hay que batir palmas, pues todas son buenas noticias: en la última década la inversión por habitante en Córdoba ha pasado de 491 euros a 104. Más dura no pudo ser la caída. Caída que se nota con solo pasear por la ciudad: cientos de locales cerrados o arruinados: se vende se alquila. Y lo peor es que los carteles anunciadores de la debacle se caen se enmohecen, se enrollan y se destruyen por vejez, porque no se vende, no se alquila.

Pero ya no son nuestras ni las lágrimas más gordas, porque la provincia ha subido del último puesto al 47, con cinco por debajo. Mas es evidente que estamos muy lejos de los puestos de salvación nacional, por mucho que se llene el estadio de El Arcángel. (Al menos que nos salvemos en futol). Ni con jugadores cedidos --las franquicias-- levantamos cabeza. Ya quisiéramos que el dinero malgastado en adecentar locales que al poco tiempo vuelven a cerrarse para destruir y construir instalaciones, una y otra vez en meses, diera algunos frutos. Pero en esta ciudad parece que no hay otros frutos que las naranjas de los árboles callejeros, que nadie recolecta, que se pasan, que se pudren y se caen.

Todos los números negativos que nos atormentan son aún peores de lo que parecen, porque hay partidas que no son solo engañosas, sino perversas. Por ejemplo: se presenta como inversión cordobesa lo que en realidad es la penitencia de un pecado nacional. Presentar como una inversión cordobesa la de los 1,3 millones de euros previstos para el cementerio atómico de El Cabril es un sarcasmo. Cabril cierra ya. No queremos almacenar residuos nucleares de otras provincias, queremos almacenar libros de todas las procedencias. Estamos con la Asamblea Antinuclear de Córdoba, a la que otorgamos todo nuestro apoyo. Cabril vete ya.

Córdoba lejana y sola. Lorca dixit. La verdad de un poeta verdadero.

A ver si son verdaderos y se emplean realmente los tres millones y medio previstos para terminar la biblioteca de Los Patos. Rosas y libros: un sueño.

* Escritor y abogado