Este año no ha habido grandes recopilaciones informativas en torno al golpe de estado del 23 de febrero de 1981, del que hoy se cumplen 39 años. Quizá por no ser una cifra redonda, quizá porque la actualidad está bastante saturada de debate político, no son tantos los programas y reportajes sobre el tema. Ahora, cuando la palabra «golpista» se utiliza con soltura e incluso ligereza --si bien puede tener una aplicación al secesionismo catalán-- es necesario recordar el miedo a la involución y a la violencia que vivió la sociedad española aquel día. Y ojalá el 23-F no se traslade al ámbito internacional como jornada trágica en Venezuela.