En medio del ruido de fondo nacional, uno más de tantos, sobre si monarquía sí, monarquía no, se abrió ayer en Córdoba un ciclo de conferencias organizado por el Ayuntamiento que trata de indagar en las claves políticas y sociales de la Segunda República en Córdoba, de las que quizá puedan extraerse consecuencias que ayuden a entender el presente. Organizado por la delegación de Presidencia con el apoyo de la documentación facilitada por el Archivo Municipal, el ciclo La Córdoba republicana (1931-1936), obedece a «la necesidad de recuperar la memoria histórica», como explicó en su presentación Emilio Aumente, responsable del área. Y en ello, para arrojar información sobre un período convulso, no demasiado investigado en lo que a la ciudad se refiere, se empleará a fondo hasta el 4 de diciembre un nutrido grupo de historiadores y estudiosos de unos años en que Córdoba vivió momentos de brillantez política y cultural gracias a notables figuras hoy casi olvidadas.

Junto a la conferencia inaugural a cargo de Antonio Barragán, la escritora Matilde Cabello rescatará, por parejas, tal como vivieron y lucharon, los perfiles de Amalia Ladrón de Guevara y Enrique Moreno El Fenómeno, «la maestra y el escultor», como los aúna en el enunciado de una de las intervenciones que tendrá en las jornadas; en otra descubrirá para las nuevas generaciones a Pilar Sarasola y Rogelio Luque, «la empresaria y el librero», un matrimonio, como el anterior, de trágica existencia, digna de protagonizar una novela. Otra figura señera a rescatar será el insigne psiquiatra y reformador social Manuel Ruiz Maya, sobre el que hablará Carmen Ruiz García. Ruiz Maya, a quien Córdoba debe aún el homenaje en solitario que se merece, ostentó entre diversos cargos médicos y de gestión el de director general de Prisiones, y, como tantos hombres prominentes, fue asesinado al comienzo de la guerra. Manuel García Parody hablará de Manuel Sánchez Badajoz, el último alcalde republicano, y del arquitecto socialista Francisco Azorín Izquierdo; Beatriz Ledesma Fernández de Castillejo abordará la semblanza de Federico Fernández de Castillejo, humanista en el exilio argentino; Manuel Toribio recordará a Antonio Jaén Morente, y Juan Ortiz a Eloy Vaquero, tal vez los políticos cordobeses más estudiados. Menos conocidos son los nombres de Bautista Garcés, primer diputado del PCE por Córdoba, que desempolvará Francisco Moreno Gómez, y de José Manuel Gallegos Rocafull, canónigo de la Catedral y exiliado republicano que rescatará del olvido José Luis Casas.

No todos los defensores de la República eran de izquierdas, aunque estos fueron las más. También la derecha ilustrada aportó nombres relevantes, y entre ellos podría incluirse a Alejandro Lerroux, que pasó del radicalismo obrerista y anticlerical más exacerbado a posiciones muy conservadoras. Sobre el controvertido político de La Rambla, entre cuyos hitos están tanto el haber presidido el Consejo de Ministros como ser el personaje más odiado de la época por su habilidad para hacer enemigos a diestra y siniestra, se extendió a fondo ayer Enrique Aguilar Gavilán, quien califica a Lerroux como «padre del republicanismo cordobés». He dejado para el final la mención de la conferencia del profesor Aguilar, a quien recientemente la Universidad rindió tributo en su jubilación por los más de cuarenta años dedicados a la enseñanza y la investigación de la historia contemporánea, porque además de amplios saberes demostró su valentía y esfuerzo de superación en la batalla encarnizada contra la enfermedad incapacitante que padece. Una gran lección de vida.