Una vez más, el Valle del Guadalquivir estará en otra magna, la Magna Nazarena de septiembre. Los nazarenos de Villa del Río, El Carpio y Palma del Río recorrerán un vía crucis religioso y turístico hasta la capital. Durante unos días se ausentarán de sus capillas imágenes de profundas raíces populares. Si la Magna Mariana fue un éxito de patronas locales procesionando por las calles de Córdoba, no dudamos que tantos nazarenos revestidos de sus túnicas y portando sus cruces sean un relato imaginero y cofrade inolvidable.

Las manifestaciones religiosas producen un atractivo que no dejan a nadie indiferente, de ahí que sean muchos los políticos que bendicen una foto junto a una imagen de María Santísima o de Jesús Nazareno. En el desfile procesional se mezclan lo religioso, lo civil e incluso lo militar para asombro de todos. Y la jerarquía católica exhibe con gran caridad y asiento histórico ser los guardianes de la unidad política y católica de España desde Recaredo hasta hoy.

El Guadalquivir contempla cómo hace unos días se presentó la magnífica revista de fiestas de la villa de Hornachuelos incorporando con naturalidad las fiestas religiosas y populares de San Abundio y Santa María de los Ángeles. La publicación representa una oportunidad para conocer las costumbres melojas y los avances sociales y culturales del municipio. En Palma del Río, la hermandad de la Virgen de Belén presentó su veterana publicación Kerigma, nacida en 1983 como revista de la cofradía. La edición, propia de una institución religiosa, discurre por senderos eclesiásticos y del sentimiento mariano local. Se presentó y nadie invitó a la alcaldesa o a la corporación municipal. Doctores tiene la Iglesia o la Hermandad. Los ayuntamientos han sido y son los máximos colaboradores en la conservación del patrimonio religioso, histórico y artístico desde el respeto e independencia. Pero siempre leales.

* Historiador y periodista