A la política española, para ya degenerar del todo, le faltaban los insultos y que se pegaran unos con otros en el Congreso de los Diputados, como vemos de vez en cuando en otros países. Lo segundo, afortunadamente y crucemos los dedos, no ha llegado todavía. Lo primero, sí. Estaba sobrevolándonos desde hace algún tiempo. Que si hipócrita, que si fascista... Pero se decía de aquella manera, con unas palabras que, de tanto usarlas, habían ido perdiendo fuerza y valor. Ciudadanos llevaba unos días apuntando maneras, ante el debate parlamentario de su moción de censura en Cataluña. Los nervios por las encuestas y el consiguiente interés por convertir la sesión en un mitin, les estaban llevando a centrar el tiro en los socialistas. A mí, personalmente, ya me pareció un poco fuera de lugar decir que si el PSC no apoyaba la moción, demostraría que estaba “con los de la Goma 2”, en alusión a los miembros detenidos del CDR y al apoyo que les brindó Quim Torra. No porque a mí me guste en absoluto el president de la Generalitat, sino porque creo que se puede rechazar el oportunismo de Ciudadanos y al mismo tiempo, no ser defensor de la violencia.

Para empezar, si la formación naranja quería apoyos suficientes para su moción, igual debería haber buscado socios a través de negociaciones serias e intensas, no a través de incendiarias comparecencias en los medios de comunicación. Y sobre todo, teniendo en cuenta que a lo largo de la legislatura Ciudadanos pudo presentar desde un debate de investidura hasta mociones de censura, deberían entender que el resto de partidos no está para bailar al ritmo que ellos impongan y cuando ellos lo impongan. Cierto es que el PSC prefiere vivir en aguas equidistantes; conciliadoras, que dirían ellos. En todo caso, de ninguna manera está justificado el tuit del ciudadano Girauta. Llamar a los socialistas “lameculos paniaguados mezclados con ladrones pijos”, además de “traidores, acomplejados e inmorales”, me parece motivo de despido fulminante. Si esta es la forma de hacer política que ampara Ciudadanos en este caso, pero cualquier partido en las mismas circunstancias, que paren el mundo que yo me bajo.

Es una auténtica vergüenza que nuestros dirigentes se pronuncien en estos términos sobre un rival político solo porque no apoye sus iniciativas cuando a ellos les interese. Albert Rivera ha dicho que no le gustan esas palabras de Girauta, pero que el PSC se ha equivocado por no apoyar la moción. “No está al lado de los constitucionalistas cuando se tiene que estar”, añade Rivera. Incluso eso sería discutible. Lo que creo que no admite discusión es que reducir el debate político a caca, culo, pedo, pis es realmente bochornoso.

* Periodista