Bulle la historia y parecen resquebrajarse todas las lógicas y hundirse todos los principios filosóficos y morales. Nos viene a la memoria una de las frases pronunciadas en los años de la transición por el que fuera destacado líder comunista, Santiago Carrillo: «No pasa nada. Y si pasa, que pase». Esa actitud valiente ante la historia y de audacia personal quizás nos haga falta ahora más que nunca. No se puede vivir temblando, encarando la realidad con triquiñuelas, sean del tipo que sean y en el ámbito que se produzcan. El cardenal Ravasi evoca en unos de sus escritos este antiguo apólogo rabínico: Un día Dios envió al ángel Gabriel con el regalo de la eternidad para ofrecérselo a la humanidad. Tras una larga pesquisa, el ángel regresó apretando todavía entre las manos aquel regalo. Y explicó al Señor: «No he encontrado a nadie que me escuchase, porque todos tenían un pie en el pasado y el otro en el futuro y no tenían un presente para detenerse y escucharme». Tras la anécdota, Ravasi copia tambien una famosa frase de la poetisa florentina Margherita Guidacci, cuando realizaba esta intensa confesión: «Mientras miraba alternativamente desde las dos ventanas abiertas al pasado y al futuro, los ladrones entraron sin dificultad en la casa y me robaron todo el presente». ¡Son tantos los ladrones del presente que se aprovechan de nuestras distracciones para robarnos el instante en que vivimos! La nostalgia del pasado nos hace mirar atrás con melancolía, como le sucedió a la mujer de Lot, que se dio la vuelta para mirar el tiempo y el lugar perdidos para siempre. Con lo que nos convertimos en personas del lamento permanente, quejumbrosas, deprimidas, convencidas de que la edad de oro queda a nuestras espaldas. Pero también se da el frenesí por el futuro, que nos hace estar siempre tensos, inquietos, refugiándonos entre las nieblas de la utopía. Cuidado con los ladrones del presente. Acosan a los ciudadanos de a pie, al borde siempre del engaño y del miedo. Por eso, la importancia de «comprender esta hora», sin que nos la impongan caprichosamente con mezquinos intereses.

* Sacerdote y periodista